viernes, 13 de diciembre de 2019

Por aquello de no dejar el folio en blanco.








Me preocupa dejar de escribir.
A menudo la vida es tan hija de puta
que se empeña en hacerme feliz.

***

Dicen que dijo de perdonar setenta veces siete.
Nunca he contado las cervezas que me he tomado.
Aún así he olvidado quienes eran mis enemigos.

***

Si me miras buscando algo diferente te decepcionaré.
Todos los caminos que recorrí me llevaron al mismo pueblo.
No es ningún secreto que la historia es tan redonda como la tierra.

***

Habré follado a más almas que mujeres.
Es por eso que no soy padre.
Intenta eyacular más allá de la carne.







miércoles, 4 de diciembre de 2019

Se tarda en aprender





Se tarda en aprender.

Ninguna mujer podrá darte
lo que no sepas necesitar. 
Por eso las madres son madres
y nadie quiere spoilers.

Es cuestión de satisfacción.

A diferencia de la felicidad
la satisfacción es inmediata.
Supone el chute exacto de consumo para
lo que sea que nos maneja;
y para que continúe.

No siempre se encuentra,
 Nunca se olvida. 
A menudo se pierde.

Ahora me arropa.

Por eso no se debe desesperar 
—le dijo la tortuga al suicida.
Por eso nada vale sino se puede perder
—le susurró el banquero al recién casado.
Por eso Dios le dijo a Caín 
que lo elegía entre todos los hombres
aún sin ser virgen.

Porque nadie va al cine si en la película
no hay un villano.

Se tarda en aprender sí...

Pero cuando juegas por primera vez a una consola
y ganas en el FIFA 2020...

Entonces... solo entonces...

...sabes que todo lo demás es superfluo.




sábado, 23 de noviembre de 2019

Era tan sabio como capullo.


Encendió una hoguera 
y sonaron las voces de las mujeres
que habían dicho quererle.
Nada ardía mejor que la madera
consumida entre reproche y beso
o el diesel del volkswagen
que robó en el supermercado del amor.

Él lo tenía claro.
De todo lo que debió aprender 
le sobraban unos céntimos de cordura.
Por eso lo eligieron para el Partido.
Su oratoria no debía desperdiciarse
jugando a ser otro creyente.

No tardaron en ondear banderas.
Del color de su basura
y en blanco y negro como los sueños
que no recordaba.
Algún que otro gato le ofrendaba el culo.
Él prefería la razón de los porqués
y la entrepierna de cualquier pollo de corral.

Un día una virgen vestida de negro
le prometió una resurrección, anonimato
y polvos de talco en su piel irritada.
No le preguntó por quien guardaba el luto.
Se sabía tan irrelevante como oportuno.

Nunca lo hicieron jefe de nada.
Su currículum solo interesaba a los ácaros.
Por eso se enredó entre sábanas.
Dicen que decía:
«Más allá de ellas solo hay despertares,
y los pianos suenan desafinados».

Era tan sabio como capullo.
Su padre se lo advirtió antes de conocerlo:

«Pufff ¡anda que...»









domingo, 6 de octubre de 2019

Adán







Se le escapó una sonrisa 
y lo lamentó durante cien tristezas.
Dios no debería creer en nosotros 
—dicen que dijo 
mientras el párroco se ahorcaba 
solo en el campanario.

Su suerte iba.

Como el mundo,
cada paso que daba,
era de un solo uso.

Las mujeres que más lo querían
comentaban en el mercado
que su resfriado ya duraba demasiado.
Todas murieron de hambre
cien días antes de la vendimia.

Él no pudo ir a sus entierros.
Tenía que atender a cada una de sus miserias.
Exigentes.
Importantes.
Suyas.

De noche encendía las luces.
De día cerraba los ojos.
Ni invierno ni verano
se entendían dentro de las paredes de su casa.

Los que hablaban de colores decían que era gris.
Los ciegos que era mudo.
A los sordos no les importaba mientras no dijera algo
y, de entre las mejores reses,
ningún carnicero con ambición lo habría llevado al matadero.

Se llamaba Adán.
Como el hijo del otro.
Como tú. Como yo.
Como nadie con sentido común.

Trajo la desgracia al mundo
 y se sienta a tu lado en la oficina.

Ojalá te absuelva.





domingo, 15 de septiembre de 2019

la cabeza del ángel y el polvo de aquella noche.



Fotografía: Javier Casino y sus demonios.


La cabeza del ángel en la caja de Amazon 
nos dejó claro el fin de otra era.
El cartero arqueó las cejas
y subió los hombros.
Se sabía el mensajero y la suerte que corría su estirpe
cuando un destinatario no aceptaba la noticia.

El mayor de nuestros jóvenes
no dudó en darle propina.
El más joven de nuestros ancianos
reconoció la cara de su primera novia
entre los pliegues de tu blusa.

Yo ni hice ni dije nada.
En mi opinión un ángel muerto
 es lluvia sobre mojado.

Tú te acercaste para escupirme en los zapatos.
Me llamaste cobarde.
Charco de mierda 
y otras cosas que me resultaron poéticas
a pesar de tu intención de insultarme.

El joven de los ancianos se rió y aplaudió.
Por alguna razón le divertía
que yo no fuera a ocupar tu cama esa noche.
«Ni yo ni tú, gilipollas» pensé.

¿Qué se puede esperar de una raza así?
¿Cómo puede resultar una victoria
para alguien que nadie gane?

Entonces dos de los niños
se pelearon por adornar sus mesitas de noche
con la testa del ángel.
No tardaron sus madres en pelearse también.
Tú me cogiste de la mano.
«Tengo miedo de convertirme en eso»
me susurraste señalando a las hembras.

Yo ni hice ni dije nada.
En mi opinión un ángel muerto
 es lluvia sobre mojado.

Tengo muy claro de qué va todo esto.
Nadie es nadie hasta que necesita serlo
para no ser el último.
¿De qué sino se hubiera inventado el ajedrez?

Miré al viejo cabrón y te besé en la oreja.
Su calavera de cuero dejó de sonreír.
Sé de sobras que su primera novia
tuvo que estar hasta los ovarios de él. 
Reconozco a un cabrón 
aún sin tenerlo como amigo en las redes sociales.

Te cuento todo esto por lo que me has preguntado:
¿Por qué sino te podría haber gustado
tanto el polvo de aquella noche?

Yo no hice ni dije nada.
En mi opinión un ángel muerto
es lluvia sobre mojado. 











lunes, 26 de agosto de 2019

descolgué y era ella



(A Eugenio por el final. A Paloma por todo lo demás).




Cuando le preguntaba se iba.
Si me conformaba me rescataba.

A veces yo iba y entonces ella se acercaba
para después, cuando a mí me entraba el miedo,
susurrarme que nada era tan siniestro 
como yo deseaba.

Supongo que ni ella era mi recompensa
ni yo me parecía a su todo y nada más.
Quizá por eso me gustaba.
Quizá por eso seguía probando suerte conmigo.

Una vez el cartero llamó tres veces.
Teníamos el timbre averiado.
Culpa mía.
Me comprometí a arreglarlo más de cuatro.
Cuando pregunté a mi chica por el correo
me respondió que ninguna noticia llega del todo
 si el remitente no está claro.

Así se burlaba de mi.
Entre el desacato y la admiración.
Confundiendo una puerta abierta 
con la fosa común de cualquier guerra.

Descarada y tan humilde como sus ojos tierra y alga.

Provocando indefensión.
Indefendible para los idiotas.
Significando ida a su vuelta.
Sin entender la diferencia entre llegar,
no ser bien recibida,
querer y unos "Galerías Preciados"
a punto de doblar la esquina. 

Y yo allí. 
Sentado a sus pies, acariciando sus bestias indultadas.

¿Qué sentido tiene la absolución
cuando pecar no es sino la lectura 
de un mapa que conduce al precipicio?

Cuando le preguntaba se iba.
Si me conformaba me rescataba.

Imploré respuestas y sonó el teléfono.

—¿Diga?
—Soy tú.
Descolgué y era Ella. 















viernes, 23 de agosto de 2019

A todo lo que no entendía lo llamaba Selva.




A todo lo que no entendía lo llamaba Selva.
Se asustaba cuando llovía
y se desnudaba cuando cualquier bombilla
la iluminaba como lo hace el sol con todo.

«Sabe que no soy la mejor 
pero sí la más importante...
por eso me alumbra solo a mí» 
—decía.

Se llamaba como todas,
se peinaba como todas,
me quería como todas,
y si dejó la puerta abierta no fue por descuido.

Como todas sabía que un hombre sin traje
no sabe cuidar de nadie como dicta la Economía.

Como todas sabía que querer ser
no tiene nada que ver con una carretera bien alquitranada. 

Como todas sabía que de Roma llegan los caminos
y que a Roma hay que evitar ir en verano.

Una vez le pregunté por mi porvenir.
«No estaré a tu lado» 
—respondió sin dudarlo.

Ni lloré.

Ella sí.

«Nadie que pregunte por el siguiente paso
está a gusto donde está» 
—añadió.

Aún hoy, estando con ella, la echo de menos.
Desde que se fue nos ponemos crema en la playa.

Hay que evitar el cáncer de piel.
Sus manos se repiten cada vez que la vida me lastima.

Ojalá mi espalda tuviera ojos.

Ojalá ella no se apiadara de mí.

Ojalá me mirara solo una vez.








jueves, 22 de agosto de 2019

el universo y mi orgasmo






Ninguna puta de la avenida sabía seducirme.
Las farolas olían a orín de perro abandonado
y beber vinagre equivale a cien desdenes de besos.

El buen vino es incompatible 
con una mujer.
Ninguna mujer entiende de lujos
más allá de sus hijos.

Mientras tanto alguien llamó a mi teléfono
para contarme que mi gata había muerto.

Yo me consumía resolviendo sudokus:

«No te distraigas, muchacho,
me sugirió un Policía local:
El azar es el nombre que usa la probabilidad
para reírse de ti y tu miedo».

Al final, una hembra dedicada a las drogas
piropeó mi barriga:

De entre todos los cuerpos de gimnasio
mi medio siglo sedentario 
era lo más racional que había visto en la avenida—
me susurró entre tos y tos.

Follamos lejos de los agujeros negros
y cerca de nuestras vísceras.
Me gustó. 

No le pregunté si a ella también.
El universo y mi orgasmo 
tenían el mismo sabor a análisis.

Apenas acabamos el polvo
sonó mi teléfono:

«Mi madre se había subido a un árbol»

Eso me dijeron...
luego... colgaron.

A partir de ahí todas las putas de la avenida
me ofrecieron polvos de talco
y una cama donde acurrucarme.
No tardó en aparecer la Mami para arroparme... 
...por lo visto mi erección tenía trazas de gangrena.

«Nunca te asustes —me dijo la Mami —,
ante el abandono de una madre.
Será la única oportunidad que tendrás
de conocer a una mujer tal y como somos»

Una vez más...
no entendí nada de nada.

Una vez más...
...mi madre supo motivarme.








martes, 20 de agosto de 2019

el río




Puedes bajar al río tantas veces como necesites.
A él no le importa más que la sequía.
Tarde o temprano te lo hará entender
y te sentirás insignificante y ridículo.

Yo de momento me he comprado una barca.
Así soy de imbécil.
Ni me planteo que el agua baje de nivel. 


Lo sé... esta foto ya la utilicé para otro poema... ¿Y?  ¿Acaso tú no has vuelto nunca al mismo sitio?









miércoles, 14 de agosto de 2019

Herodes VS Madre




Foto: Javier Fraude


(Para M.A.S. pero solo cuando sea mayor)


Trajo un niño de otro con ella
y mi madre lo bendijo.

De alguna manera lo quiso
antes de que yo aprendiera su primer apellido.
Luego lo trató con sus dulces maneras
y le regaló ese cariño que guardaba para los elegidos.

El niño lo supo.
La madre lo supuso.
Y yo me limité a mencionar a Herodes
en un chiste fácil.

Entonces mi madre se fue.

Ni ofendida ni dolida.
Se fue porque sabía que tierra bien arada
hace fácil que la semilla germine.

Así que mientras yo disfrazaba con humor, 
tras la quinta cerveza,
 el dolor de ser huérfano
el chico me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

El niño sabía lo que hacía.
Su madre lo supuso.
Y yo comprendí que Herodes solo fue...

... un hijo no querido.




jueves, 8 de agosto de 2019

Hubiera follado más en el bachillerato.





Nada cambia si te mueves de sitio...
... por eso la policía recomienda no tocar los cadáveres
mientras las madres te ordenan estarte quieto 
a la hora de revisar tu cuarto.

Ni se va ni se viene.
Los hay que han estado,
pero es cierto que también algunas
se arrepintieron de elegir los apellidos
de sus hijos y que en algunos terrenos antiguos
no paran de encontrar argumentos para la guerra y la muerte.

Mírate desfilar entre piropos y balas.
Algunos perdigones te sabrán a gloria.
De entre todas las palabras no tardarás en elegir a tu Virgen.

Alguien se atrevió a decir que el agua es insípida
porque tenía el mismo sabor que su boca.
Bebiendo de su orina el más hábil del poblado
se inventó una religión.
El tío se lo montó bien.
Hizo creer al resto que la lluvia dorada era una perversión.

Y yo ahora dudo entre lo que soy y lo que me han contado sobre mí.
Un amigo muerto quiso aclarármelo:
«Nunca serás tú. El resto es cosa de los demás».
De no haber sido tan joven...

Haz y deja de hacer.
Por alguna razón que no llego a entender
la vida me regaló a Richard Bach un 3 de diciembre.

No me quejo.

Pero hubiera preferido a Stephenie Meyer.

Hubiera follado más en el bachillerato.









miércoles, 7 de agosto de 2019

esta va de tontos...










Acuérdate de apagar las luces
antes de que el último tonto
se acerque a preguntarte si es de día.

De niño me asustaban las brujas,
los demonios y el cuarto de los contadores
del agua y la luz.
Era fácil escapar de todos ellos.
Bastaba con cerrar los ojos 
y pensar en las palabras de tus padres:

«Tú pórtate bien y no te pasará nada malo»

No es cuestión de infancia.
Nada satisface al miedo cuando un tonto
merodea lo que consideras tu casa.

Lo sabes si has follado por caridad.
Si te has esforzado por entender el Euribor.
Si no te importa pagar dos veces 
distinto precio por la misma compra.

«Las cosas ya no valen por lo que son,
las cosas valen según el presupuesto calculado
para construir la piscina de otro».

Pero estos versos pretenden aclarar lo de los tontos.
Sería confuso hablar de sexo,
economía y comercio.
Ni tú ni yo vamos a caer en la trampa.

Darwin lo dejó claro:

«No es más fuerte el que sobrevive sino el que mejor se adapta»

¿Conoces tú algún tonto que se quede sin flotador
en el hundimiento de un trasatlántico?





lunes, 5 de agosto de 2019

Dios, yo quiero ser poeta.



Hay un gramo de esperanza
en cada papelina de pesimismo.

Lo que pesa se carga hasta la orilla.

Todos sabemos que el barquero
aliviará el peso apenas pongamos un pie en el muelle.

Los que se van sabían más que nosotros
y los que nos quedamos
damos pasos atrás
tratando de recomponer
el camino que ha sido de otros.

Tenga o no tenga sentido algo de esto
me considero el jugador de póker
que gane o pierda está pensando
en la mujer que le regalará el siguiente polvo.

Superficial y metódico.
Espiritual y caótico.

Puedes encontrarme en la estantería
de un supermercado.
Al lado de los productos de liquidación.
Cada segundo cuenta
y contar algo no tiene sentido si nadie te escucha.

A menudo rezo a la televisión.
Sé que Dios está detrás de la pantalla.

«Esto es... —me asegura —, lo que pasa en el mundo
mientras Yo te distraigo.
¿A que ahora te consideras el elegido?»

Luego, cuando más allá de todo quedo yo
no me queda más remedio que darle la razón.

«Dios —le tuteo — para ya de darme señales.
Yo quiero ser poeta».

Y comienza a sonar algún disco de Leonard Cohen.





martes, 30 de julio de 2019

Así la quiero / Así la destruyo.




Los dioses me la enviaron torpe y bella.
Su inteligencia y su generosidad
no cabían en el pozo de San Agustín.

Por alguna razón yo había dejado de rezar.

Al grito de arriad las velas
mis marineros se sometían a la peor de las muertes:
la que no importa.

Moscas, perros y oportunidades
se iban apilando a mis pies apenas
me sentaba en un banco del cementerio.
Viudas y viudos hablaban de buen presagio.
El enterrador hablaba de fútbol.

En la fosa común alguien
admiraba los huesos no firmados con la misma pasión
que lo hacíamos el tonto del pueblo y yo 40 años atrás.
En el resto del planeta
nada parecía seguir igual que ayer.

Los dioses la querían a mi lado
y yo le daba la espalda cada noche en la cama.
Tal vez por falta de ambición.
Tal vez por saberla libre.
Tal vez por los "tal vez"
con los que un destino consolidado
se burlaría de nosotros.

Me enseñaba tanto que me sentí pobre
a la hora de comprar los cuadernos
en los que almacenarla.

Mi madre me dio dos monedas más:

«Vuelve a la papelería. No la pierdas...
ni estás para perder la guerra ni ella para ganar otra batalla»
Y yo compré dos barras de pan quemado.

Aún así los dioses me absolvieron:

«Será para ti con la misma virulencia
con la que escoges tu mala suerte.
Hará de tu dolor su dolor.
Elaborará su veneno con tu hierba.
Se ahogará con las semillas
que entierras en el asfalto.
Será lo que tú le permitas ser a tu lado».

Los dioses me la enviaron torpe y bella.
Su inteligencia y su generosidad
no cabían en el pozo de San Agustín.

Así la quiero / Así la destruyo.






lunes, 29 de julio de 2019

nadie al teléfono.


Dibujo: Paloma Sorribes


Nadie al teléfono.
Deseando ser psicópata.
Anhelando que los rezos de la niñez
no tengan fecha de consumo preferente.
Dando por hecho 
que lo que no te atreves a pensar
no puede sucederte.
Que la tierra gira alrededor de tu voluntad
y que tu voluntad depende 
de la velocidad en la que tus miedos
se escudan en tu razón.

Respiras.

Buscas cal y arena para construir una torre.
Desde más alto verás mejor.
El futuro no es más que el horizonte del tiempo.
Pero no sirve.
Creciste entre las verjas de un patio de recreo
y no se levantaron para evitar que escaparas.
Se alzaron como tu torre
para que el exterior no te contaminara
con su violencia.

Respiras.

Por si fuera poco,
hace muchos años que dejaste de ser niño.
Que esas murallas se derrumbaron
para dejar paso a los que violarán a tus mujeres.
Nada sirve si esperas otra cosa.
Ni Kafka hubiera adivinado
el destino de la Armada Invencible.
De todas tus apuestas, por una vez,
eliges no acertar con el caballo.
«Ojalá todos supieran lo mismo que yo»
 —acostumbras a decir siempre —
aunque en ese momento te mueres por ser el imbécil.

Mientras tanto nadie al teléfono.

El pasado es mudo.
Más de 17000 lenguas se hallarán fosilizadas
en las tumbas que cavaste debajo de tu cama.
Tus propios sueños las mutilaron por insolentes.

¿Al final?

Dios.

No queda otra cosa.

Y Dios no falla.
Si es el verdadero...

...TE CASTIGARÁ.






domingo, 28 de julio de 2019

el álbum de la vida




Dibujo: Paloma Sorribes


La vida es un hombre con gabardina
que nos espera a la salida de los recreos
para tocarnos con la misma pasión que una puta.

La vida no es útil
pero los cromos que da a cambio
de acompañarla al portal oscuro
sirven para rellenar el álbum.

La vida no golpea.
No tiene manos ni piernas...
La vida confunde porque niega y consiente...
Amaestra con astucia
y disimula su olor a rancio
con la promesa del cromo que nunca sale
pero que asegura aguardarnos en uno de los paquetes.

Nadie completa el álbum.

Aún así casi todos prefieren el mal sabor de boca
a quedarse a un solo pago de rellenar sus páginas.

La vida existe alrededor y nunca dentro.

Si se te cuela en el pecho por una bocanada de aire
corres el riesgo de que te internen por idiota.

Pero eso ya no es su culpa.

La culpa es de los que buscan en tus bolsillos
la pieza que les falta para completar su colección.

Ya pueden escarbar... ya...
Tú tampoco la tienes.
La vida necesita otro rato de placer a tu costa. 
Nunca te dará la pieza prometida.
Eres su proteína.
No existe vida en su vida sin proteína.

¿De qué sino iba a esperarte cada día
detrás de la valla de tu colegio?

Si estas palabras te resultan amargas o tristes
es porque, o te faltan pocos cromos de la colección
o porque tienes crías a las que regalar los que salen repetidos.
En cualquiera de los casos confías en tu suerte.

Y yo te bendigo por ello.

La gente como tú distrae al hombre de la gabardina
mientras yo lo esquivo para escapar de su abrazo.

Algunos hemos perdido el álbum
a pesar de las advertencias de nuestras madres... 

Y así... 

...así no hay forma de ordenar los jodidos cromos.

(Por cierto, la vida no tiene sexo.
Se folla a lo que se le pone a tiro con tal de reproducirse)









miércoles, 24 de julio de 2019

Déjame volver a nacer de ti, MAMÁ.







(A mi MADRE)

Déjame volver a nacer de ti, mamá.
Esta vez me portaré mejor.

¿Mi consuelo?...
...ayer mismo me dijiste que tenías claro
todo lo que te quería.

Lamento dedicarte tan pocos versos
pero hoy la poesía me es escurridiza.
La sorpresa de tu partida inesperada
ha convertido en estatuas de sal a todas mis Musas.

Gracias por todo, MAMÁ...

No pudiste dejar a un hombre más convencido
de la existencia del amor.

Fuiste de besos.
Fuiste de abrazos.
Fuiste de "tequieros".
Fuiste de aceptarme tal y como ni siquiera
yo sé que cojones ser.
Fuiste más allá de lo que esperabas de mí
para adorar cada uno de mis fracasos
hasta convertirlos en trampolines.

Hoy, sigo siendo feliz.
Estés donde estés, no padezcas.
Se me quedó lo mejor de ti.
No puedo ser más fuerte.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

(Por cierto... ¿Cómo hago a partir de ahora
 para desobedecerte sin remordimientos?)






sábado, 18 de mayo de 2019




Que la muerte me pille bebiendo.
Que no me cuente ninguna verdad.
Que mi historia sea un video juego de micro pagos
y yo un ludópata poco convencido.

Que lo que me asustó de ella siendo niño
lo haya aprendido con la muerte de mis mayores.
Que sea un "ni me va ni me viene"
para que cuando esté parezca un "ir a su pesar".

Que la muerte me quiera aún con mis defectos
y me prefiera entre todos los muertos.
A fin de cuentos ni cenizas ni gusanos.
Cuentas de las matemáticas,
contabilidades de eso que bautizamos como tiempo.

Que la muerte me susurre que estoy muerto.
Que me lleve en el último segundo
cerca de lo que no entendí o di por cierto.
Que resuelva y que no enrede,
porque ni tengo ganas ni me atrevería
a reconocer que ni lo que vi ni lo que me contaron
era la verdad.

Que la muerte me esquive y tropiece con mis enemigos.
Lo tengo claro, sé que desear eso está feo.
Aún así no puedo dejar de esperar para los hijos de puta
el mismo origen que castró mi vida en la otra vida.

9, 6, 13 o 7...

Los únicos números que tocan en la suerte
son los de María Sarmiento. 

El resto de poesía ni es ni se acerca a la prosa.
Bécquer y Bukowski lo intentaron.
Pero si alguna vez llegaron a follar con amor
tuvo que ser por despiste.

O se ama o se folla...
Hacer las dos cosas a la vez significa
que tu ficha acordó con el dado el número exacto 
para alcanzar la casilla 63.

Pero eso no es buena ni mala suerte.

Los hay que se conforman y los que necesitan más.

Si eres de los que pretende seguir con la partida...
... revisa a tus antiguos y haz nuevos amigos.







Nadie que no haya entendido el juego merece morir ahogado.





Sumergido en su memoria
se recostó entre los neumáticos
abandonados del fondo del mar.

Los peces eran cómplices 
de sus peores romances 
y por eso los eligió como amigos.

Los camareros solían
preguntarle por Ellas detrás de la barra,
los peces ni las recordaban...
...mucho mejor.

No había sido un mal hombre.
Se había limitado a aplicar
las reglas en las que su propia madre 
lo adoctrinó desde niño.

Por eso atentó contra el decimoctavo mandamiento
de la Ley de la Selva:
«Nunca darás por hecho que una madre ha de ser una mujer
como no pretenderás que una mujer sea madre
por el mero hecho de poder serlo»

Quizá si su padre
hubiera estado menos tiempo en la cárcel...
Quizá si los pechos de la bailarina
no le hubieran redimido de su adictiva 
autodestrucción....
Quizá si se hubiera comido la verdura
que rechazó de niño en la cena... 

...quizá entonces las cosas serían de otra manera 
y su cuerpo yacería 
en la cama de un hotel de lujo junto a una Utopía.

O ¿quién sabe?

Quizá estaría jugando a los dardos en el garaje 
de un adosado con el primogénito.

Ahora es tarde para conjeturas...

Se rindió.

Y lo hizo antes de que sus ratas
rosigaran la soga que sujetaba la piedra de su cuello.

Aún así yo sigo yendo al muelle
para celebrar su cumpleaños cada año.
Le arrojo a las profundidades una lata de conserva
y varias portadas de las revistas de moda 
con anotaciones sobre política y negocios.

Por alguna razón creo que me necesita.

Nadie que no haya entendido el juego
merece morir ahogado.

Porque aunque los sabios digan que morir es un acto solitario 
yo creo que hacerlo tragando agua es más jodido que fumar. 

















jueves, 16 de mayo de 2019

Todos deberíamos hacerlo


(Poema inspirado tras ver un video de Tom Waits... y por supuesto su música)

Fotografía: Alfonso Muñoz


Me lo dejó claro. 

Tenía derecho a construir su casa
justo donde estaba la mía.
A fin de cuentas el paisaje no era de nadie
y la tierra la habían pisado 
cientos de pies descalzos 
antes de que yo pusiera mis botas viejas
 sobre aquel suelo.

Reflexioné.
Todos deberíamos hacerlo.

¿Era su necesidad o su capricho?
¿Podía yo reconocer la diferencia?
¿Me estaba expulsando o era hora de que me fuera?

Le pedí tiempo. 
A menudo los segundos aburren a nuestro ego
y nos convierten en otro idiota algo más experimentado,
en gente de paso.

Pero no quería dármelo.
Él había llegado hasta allí para quedarse.
O me iba ya o soplaría y soplaría 
hasta derribar las paredes de mi casa.

Reflexioné.
Todos deberíamos hacerlo.

¿Me estaba amenazando o tenía miedo?
¿Estaba capacitado yo para diferenciarlo?
¿Me estaba animando a evolucionar
o solo quería darme por culo para demostrarse algo?

Entré en mi casa y hablé con mi esposa.
«El recién llegado quiere esta casa»
«¿Y?» —me preguntó ella.
«Que estoy confuso. ¿Hemos de dejársela?»
«Eso depende... ¿tenemos otra para nuestras crías?»

La verdad es que no la teníamos.
Como no la tuvimos antes de que pariera.
Pero claro... era distinto...
antes cualquier sombra era un techo
y cualquier techo un hogar.
Después del parto... sobre cualquier otra cosa:
 sus hijos.

Reflexioné.
Todos deberíamos hacerlo.

¿Cogía la escopeta y acababa con el desconocido
o le preguntaba por sus cachorros?
¿Y si no los tenía?
¿Necesitaba mi casa para tenerlos
o es que los mosquitos le molestaban al dormir al aire libre?

Regresé con él y le disparé directo al corazón
trece tiros (uno por cada apóstol).
No tuvo tiempo de reaccionar.
Cayó sobre su propio charco de sangre.
Mi esposa comenzó a rezar al dios 
que su abuela le regaló para la pared del dormitorio
y yo a cavar una tumba digna para el intruso.

A cada palada escuchaba un grito de la arena.

«Has hecho lo correcto» —vitoreaban unas.
«Maldito cabrón... nos has condenado» —se quejaban otras.
«A ver qué pasa mañana...». Callaban las que más me jodían.

Acabada la fosa, 
y ya de noche, una última susurró:

«Eres tan distinto a todos que has hecho lo que hubiera hecho cualquiera»

Reflexioné...

Querido lector (si es que existes) el último verso de este poema lo escoges tú de entre estos dos:

1. Todos deberíamos hacerlo.
2. Ojalá lo hubiera hecho él también.

Suerte ;)















miércoles, 15 de mayo de 2019

el riesgo de parir un macho.




No he llegado hasta aquí 
para que cualquiera me diga dónde debería estar.

La cagué al tirar el primer dado.
Lo sé. Lo tengo claro.

El truco estaba en no respirar
cuando la matrona te golpeaba el culo.
Fue mi inexperiencia la que me hizo llorar
y abrazarme al cuerpo que me arrebató
de mi más absoluta desmemoria.

Ahora las quiero a las dos.

A la matrona ahorcada entre cordones umbilicales
y a mi madre recluida en un sanatorio
por incumplir las reglas de la razón.

Después de cada orgasmo con mi pareja
comprendo las intenciones de ambas.

Una me odiaba por ser la herramienta
que labraba su cuenta corriente.
La otra por haber desafiado a su instinto
 y haber madurado como
lo haría cualquier fruta.

Ninguna mujer en su sano juicio
serviría a una naturaleza de hombres
asumiendo el riesgo de parir un macho.

Pero es tarde para que lo entendamos.

La política y los idiotas
ocupan los titulares queramos o no.

Se hace tarde para retomar la senda del sentido común.

La estadística solo ha sido el truco barato de las matemáticas...

...y las matemáticas la burla inteligente de algún Dios huérfano.








me corra o no la puta me cobrará la carrera.





Sobrio me asusta la muerte.
Desearla me embriaga.

Me corra o no
la puta va a cobrarme la carrera.

Mi dios ha colgado el cartel de:

«Enseguida regreso, 
me ausenté otra eternidad»

Mientras tanto 
mi relojero me da largas:

«Los tipos como tú —me acusa —,
no cuidan sus relojes.
¿Por qué no llamas a tu madre?
De no ser por ella no sabrías
dar cuerda ni a la muñeca de tu hermana.

Pero yo no tengo hermana.

Mi hermano mayor me contó
que no llegó a nacer porque no,
y los espíritus de mi cama
que por mi culpa.

Podrías pensar que tengo un trauma
pero no siempre es así.

A veces es peor.

A veces me alegro 
cuando la empresa
 me ingresa la nómina.



martes, 14 de mayo de 2019

El no elegido.









Las oportunidades pasaron por delante de su cama
tantas veces como el sueño le impidió levantarse a mear.

Ya no era un niño.
Podía soñar con fuentes toda la noche
y no derramar ni una gota de orina.
La vida le había hecho tan duro como desconocido.

¿Quién era que tan lejos había llegado
sin tenerse en cuenta ni una sola vez?

No faltaban las caricias verbales de los minotauros
 y sus pasillos burocráticos.
Ni el desconsuelo de las damas 
que agitaban la noche para dormir durante el día.

Lo reconocían como el hijo de Adán
y el resultado de la corriente del Río.
Sobre todo cuando llovía torrencialmente en las montañas. 

Aún así le confiaban a los niños de la guerra
para que los cobijara bajo los preceptos de su padre.
«Nadie que quiera estar solo
puede ser mala compañía»

Eso dijo la madre de las madres
en la jura de bandera de sus cachorros.

A pesar de haberlo buscado nunca pude hablar con él.
O no había llegado o se había ido hacía tiempo.
Me tuve que conformar con lo que me contaron:

Que tenía prisa por irse y 
que se entretenía demasiado con lo que llegaba.

En definitiva...

Valía tanto como todo lo demás,
aunque con una singularidad...

... de entre todos los hombres
nadie lo había elegido para quedarse.














viernes, 26 de abril de 2019

infiernos y perdones




Mi abuelo se arrancó los ojos de tanto verme.
Le recordaba a su juventud
y prefirió quedarse ciego
antes de retirarse al infierno.
Dijo que así el submundo solo sería
un lugar cálido.

Nunca hablamos demasiado.
Podía advertir que no era su preferido.

Nací cuando la suerte le estaba siendo más favorable.
Tener que renunciar a sus partidas de guiñote
por un crío en pañales le jodía bastante.

Esto nunca me lo reconoció.
Pero supe que había sido así a dos días de su muerte.
Cuando mi Padre me obligó a verlo postrado,
ajado y más lejos de la humanidad que de una piedra.
«Todo el mundo merece compañía a la hora de irse»
me dijo.
Por alguna razón no estuve de acuerdo con él.
Aún así fui. 
(Más que nada porque me obligó)

No sentí pena. No sentí dolor.
Un ataque de risa se apoderó de mí.
Un ataque de risa que mi hermano 
atajó con un pellizco en mi brazo.

Los hay que mueren sin dignidad.
Los hay que mueren como árboles.
Los hay que han estado para sí mismos.
Los hay que nunca dejan de servir a los demás.

No estoy diciendo que mi abuelo
fuera un hombre malo.
Pero no puedes preferir unos naipes
a tu sangre.

Ningún árbol lo haría.

¿Qué sería de nosotros?

Ahora los cipreses lo custodian
para que no escape de sus vacaciones tropicales.
Yo visito cada San Juan su tumba.

Me contaron que mi padre la escavó un poco más
sin derramar una lágrima.
El ataúd no quería caber en el agujero
y el enterrador se limitaba a quejarse
de que el modelo de caja escogido
no cumplía con las medidas estándar.

En realidad no voy por él.
Aquel cementerio me recuerda a mi Padre.
Y estoy seguro de que Él
sigue esperando año tras año
a que yo también perdone a aquel hijo de puta. 









sábado, 20 de abril de 2019

Mi cuaresma y Carlos.






Al Paracas: Eterno, auténtico y amigo.




Lo crucificaron los mismos que te crucificarán.
No se trataba de pueblos ni religiones.
Fueron este, aquellos y el que se escapaba.
El que se escapaba sobrevivió.
Y ahora te conoce y predica 
algo parecido a que "sin ti no es nada.

Pero no multiplica panes para que coma tu familia
 sino que se come la mitad del que tú amasaste.

Yo agradezco al hombre las fábricas de cerveza
y a Dios que creara a una Eva desobediente.
Lo de exterminar a su hijo a cambio de mi perdón
me parece innecesario...

No tengo perdón... no puedo tenerlo... soy un mamífero.
Aunque cuento con él sobre todo en Pascua.
(No puede dejar de haber algún sacerdote que crea en su Jefe
y que me indulte sin humillarme).

Desconozco si Jesús murió o resucitó por estas fechas.
Ignoro por completo la magia de la Física.
Se empeñaron en desvelármela en el instituto
y yo en utilizarla a la hora de no cargar peso:

«Lo que se puede arrastrar mejor lo levantas»
Al menos eso fue lo que yo entendí.

Por supuesto suspendí en gimnasia, ética y aptitud.

Aún así seguí creyendo en Juan Tamariz y la Semana Santa.

¿Cómo sino mi amigo Carlos iba a encontrar la carta
que yo escogí entre toda la baraja 
mientras las cervezas se multiplicaban en la mesa?
















domingo, 7 de abril de 2019

Esto va de lo que va me dijo el almendro.




Ninguna se atrevió a bendecirme.
«Pareces buen tipo... pero seguro que escondes algo»
En realidad ni yo mismo sabía que responderles.

Los mejores cantautores habían sido unos canallas.
Por fin los periodistas habían hecho un trabajo digno
y los habían descubierto.

Al menos en algo estaba de acuerdo la humanidad.
La coliflor cocinada olía mejor que un humano muerto.
Y no tardó en surgir un movimiento para dejarlo claro.
Lo peor fue convencer a los escépticos.
No hay experimento creíble sin cobayas sacrificadas.

Yo era un privilegiado.
Tenía a un Dios que llevaba con nosotros
más tiempo que el Sol 
y que en contra de lo que algunos creen
no se dejaba ver por su creación ni en foto.

Normal por otra parte...
Panda de hijos de puta estamos hechos...

Así que le recé para que me explicara de qué va todo esto.
Había leído sobre el asunto
pero uno ya no sabe si al árbol bajo el que se cobija
le han hecho la corbata los que te prefieren lejos de la sombra.

No tardó en responderme:
Por alguna razón me tenía por uno de sus preferidos.
Solo Lucifer, mi novia del instituto y yo 
cumplíamos los requisitos para gustarle.

«Esto va de lo que va... —me aclaró —»

«Amen» dije yo.