sábado, 29 de septiembre de 2018

¿Papá?





¿Papá?

No me funciona tu teoría.

Las variables de la ecuación
siguen siendo las mismas
sin embargo las constantes...

las constantes son otras.

¿Cómo puede variar una constante?

¿Papá?

Tú sabías de matemáticas.
Tú las entendías.
Tienes que aclararme esto.

Entiendo que va a ser difícil en el mundo físico
pero recuerdo que tú veías en lo abstracto algo concreto. 

No te parecía ninguna gilipollez
la paradoja de Aquiles y la tortuga
ni que 0 elevado a 0 diera 1.

Va... Papá... si eras capaz de entender esa mierda
no me creo que no puedas responderme 
desde donde quiera que estés.

Para cualquier estrella tú sigues vivo, dicen.
Y para mí también sin hacerme falta estar tan lejos.
Aunque bien es cierto que tu sangre y la mía
no se derramarían en las mismas guerras
no deja de ser verdad
que tú hubieras muerto por mí cada día
y yo por ti antes de cualquier adolescencia.

¿Son las guerras las constantes?
¿Los ejércitos?
¿Las armas?
¿Los enemigos?
¿La situación sentimental de los generales?

¿Papá?

¿Podrías aclararme esto?

1+1+C=X

¿Papá?








martes, 18 de septiembre de 2018

detector de tristezas




Luz.
Colores.
Sol.

Horizonte.
Libertad.
Sabor.

Mañana.
Decir.
Azar.

Ellas.
Ellos.
Los quizás.

Si ninguna de estas palabras te levanta de la cama...

... o el polvo ha sido demasiado bueno

o es que necesitas ayuda inmediata.


la casa de muñecas y el número π.








Le expliqué que mi tristeza era crónica.

Se recogió su melena y dio un beso 
a la punta de mi polla demostrando
tanto deseo como respeto.

«¿Por qué dices eso cuando estamos follando?»
— preguntó mi amante.

Me disculpé. 

«No tiene nada que ver con el sexo.
Supongo que más bien es por culpa de la casa de muñecas»

No habló.

Como cualquier amante
confió en que mi cabeza usara la lógica.

Le expliqué:

***

«Cuando era niño me construí 
sobre la arcilla de la parte de atrás de mi casa
una caseta con tablones y cajas de madera.
Las chicas de mi edad entraban 
y me daban un beso a cambio 
de contarles su futuro según las cicatrices
que tuvieran en las rodillas.
Por supuesto me inventaba lo que decía.
De alguna manera me guiaba por lo que pensaba 
que iba a seguir siendo el mundo.
El hombre y la mujer peleando por sus crías.
Las crías peleando por ser hombres y mujeres,
y la política a merced de la humanidad.
Un día, la más mundana de las niñas
entró en mi chabola improvisada.

«Si por un beso ofreces tu visión del futuro...
¿qué me darás si te la chupo?»

***

«¿Qué le diste?» preguntó mi amante.

Y para mi respuesta no me quedó mas que recurrir
al número π.





jueves, 13 de septiembre de 2018

¿fue la falta de una buena propina?




Lamentó que sus relojes no dieran la misma hora
y que sus sentimientos cogieran distintos autobuses cada mañana.
Barajó la posibilidad de cambiar los despertadores de las mesitas.
A fin de cuentas eran los responsables de
convocarlos a cada nuevo día...

Lamentó que la distrajeran los pájaros que emigraban
utilizando los últimos rayos de sol
mientras él apostaba por el asfalto
y el caucho de las ruedas de su coche familiar.

Lamentó que el futuro no le pareciera tan seguro
como su peor ofrenda.
Lamentó que los maestros de la escuela
la hubieran engañado haciéndola creer que emprender es lograr.
Y de paso se cagó en la luz azul que abrasa a los ángeles
que no tienen más maldad que la inocencia
y el altruismo en coches de segunda mano.

Lamentó haberla tenido aún sabiendo que nadie es de nadie
y que se haga lo que se haga la razón de cualquier herida para cicatrizar
no es otra que dejar una cicatriz que la recuerde década tras década.

Se lamentó de no haber sido hábil para explicarle
que ningún amante lo es sino lo pierde todo por amor
y que ningún amado merece a un perdedor.
Que él no había inventado nada,
que el miedo a la paz y la armonía
es tan digno como el que teme encontrarse
en mitad de la guerra y el caos.

Lamentó que las cosas salieran
como auguraron las peores voces en su boda.
Los dos bailando ajenos a lo que el aparca-coches ciego
les advirtió cuando ella le regaló su ramo
y la mejor propina de los últimos seis meses.

«No hay Idus de Marzo que puedan asesinar a nuestro César»
recordaba que ella le respondió simpática, crecida y borracha de promesas.

Ahora él se preguntaba si quizá la propina no fue suficiente
o si es que da mal fario reírse de quien nos avisa de la curva.

Lamentó haberla perdido de vista cuando ella
se adelantó y entró en aquel callejón que la policía del amor
les había advertido no visitar durante su luna de miel...

¿Lo peor?

Se lamentaba hasta el narcisismo de no saber
qué le impidió acelerar el paso para detenerla.













domingo, 9 de septiembre de 2018

y me corrí.





La encontré a mitad del poema.
Con sabor a versos por escribir.
Vivía en un hotel de habitaciones sin espíritus
y de entre todas las mujeres
ni era la más puta ni era la más fiel. 

La invité a mi cama pero en vez de venir
me mostró la palma de sus manos
y me prometió usarlas como cuenco
cada vez que me jodiera la sed
y el agua fluyera cerca.

Me aceptaba, dijo, tal y como los lobos
acorralan a sus presas.
Sin prisas, caminando a mi lado
y evitando resvalar por las colinas húmedas.

«Aún así te morderé en el cuello
cada vez que necesites 
viajar de tu mierda de vida 
a un lugar de paz y letras»
me susurró cuando entre sus sábanas
 me doblé el tobillo.

Por alguna razón mi dolor no le preocupaba.
Y cuando le pregunté si era por falta de amor
me abrazó desnuda, me besó en el pecho
y me explicó que solo una madre sufre por cada macho parido.

Que lo demás: dependencia.

«El resto de lamentos son quejidos recitados 
sobre una base rítmica moderna 
creada por productores que no acabaron el conservatorio
por jugar demasiado con los ordenadores.
La culpa no fue de ellos —me aclaró —
El dinero tiene mucho que ver con su falta de talento»

A partir de ahí cerré los ojos 
y le pedí que me susurrase al oído
 los versos censurados desde que las religiones
ocuparon las portadas de las mejores revistas.

«No trates de descubrir lo que nos han prohibido»
me aconsejó.

«Cualquier enigma no es sino la falta de un buen orgasmo.
A la hora de la corrida...
...a nadie en su sano juicio
le importa morir»

Y me corrí.








bricolaje y mindfullness versus biología





Pretendo acercarme.

Explicarme y descubrirme para no dar miedo.

Y tú encoges los dedos de tus pies
como si ello fuera a librarte
de los pasos que no te gustaría dar.

Hay buenos refugios
más allá de las primeras olas.
Cualquier océano lo sabe.
Pregunta al mejor marinero,
te dirá lo mismo.
La marea va y viene
como las promesas de los padres.

A pesar de todo preferimos
el desierto a la hora de las lluvias.
Reconforta hacer pie
aunque la arena te azote la piel.

Ni voy ni puedo engañarte.

Sé colgar cuadros,
cambiar bombillas
y sonreír cuando la cosa peor se pone.
Y aún así me han abandonado varias veces.

Supongo que ser uno mismo
siempre es un impedimento
para quien necesita idealizarte.

Tiene que ser eso...
o que lo del bricolaje y el mindfulness...,
(como todo lo demás)

no sirven demasiado
si lo que buscas es fruto de la biología.






jueves, 6 de septiembre de 2018

el concursante.






He tropezado con la misma sabiduría
observando la imaginería de los templos
que enfrentándome a la mirada de alguna mujer.

Sabrás de lo que te hablo 
si has pagado alguna vez por 
entrar en una de esas atracciones.

Con todo mi respeto a los escultores
y a los padres de las Marías Magdalenas
he de confesar que, 
de haber sabido que los dioses 
están de parte de los que ganan en esta tierra,
hace tiempo que me habría entregado
a la sumisión que el diablo me propone cada noche.

No es una cuestión de conciencia.
Se trata del asiento que escojas en la grada.
Según estés sentado... 
el tanto te parecerá fuera de juego o no.

Dependerá de la primera camiseta 
que te regalara tu padrino:
así los hijos de puta que te joden el partido
serán unos u otros.

Por supuesto hay una excepción a cada regla.

Lo peor de cada hijo lo crea un padre.
Lo mejor de cada padre una esposa.
Y ni lo mejor ni lo peor de nadie
pasa por la voluntad de una pareja en discordia.

Puesto el huevo no queda más que morir.

Lástima que las crías humanas tarden tanto en crecer.
¿Qué es sino vanidad continuar después del éxito?

Aún así hay veces que las voces de mi cabeza
me proponen seguir los dictados del infierno.

Me dicen que tú y yo no somos tan distintos.

Que nos diferencian las mentiras y los discursos.
Aunque no los vicios y las hambres.

Entonces, amigo, 
 me enfrento por segunda vez
a la mirada de esa mujer.

Las catedrales se hacen ermitas
y las putas se preocupan por 
el sarampión de mi futuro hijo.

Es hora de adentrarme en la bruma...

Me inclino ante ella.
Le advierto de lo que no soy capaz,
y me encomiendo a sus más comedidos delirios.

Ella decidirá si valgo o no valgo la pena.
Ella sabrá si arrojarme por el acantilado
o darme refugio al lado del mastín.  

A fin de cuentas..
y digan lo que digan las nuevas costumbres...

...solo soy un concursante. 

«Dios se esfuerza en convencernos a través del instinto
mientras el hombre insiste en traducir su mensaje en religiones»






domingo, 2 de septiembre de 2018

una oración, una pesadilla.





He vuelto a rezar, Señor.

Necesito culpar a alguien
de mis tropiezos .
¿A quién sino puedo acusar
de haberme convertido
en un "desnortado" marinero?

Tú creaste el libre albedrío.
Y por mala gestión 
del departamento de RR.HH. celestial
licenciaste a un demonio perturbador.

Al primer sindicalista supongo.

¿Y qué les pasa a aquellos 
que se apoyan para no ser sometidos?
Pues que fuerzan al Grande
a fingir que le importan
y a tener que pensar una estrategia 
que les haga creer que son escuchados
y valorados a cambio de más de lo mismo.

Pero no te rezo para hablar de otros.
Sería poco humano hacerlo.
Rezo porque anoche me desperté 
en mitad de la noche aturdido por un mal sueño.

¡Una pesadilla terrible!

Una mujer hermosa me despertaba 
una y otra vez con sus besos y su deseo.
¡Me impedía dormir más de tres horas seguidas!

Y yo me asusté.

¿Cómo iba a rendir al día siguiente
en la sociedad si no obtenía el descanso
necesario para dar lo mejor de mí
al resto de tus súbditos?

Por eso tengo que preguntarte, ¡oh, Señor!:

¿Cuánta diferencia hay en realidad
entre el peor dictador y un hombre 
que no se atreve a ser oveja descarriada
por miedo (¡no al lobo!) a dejar de pertenecer
al resto del rebaño?

¿Qué importancia tiene venir del mono
o del juego existencial de un ser supuestamente superior?

¿Sirve de algo tener claro
cómo sedujiste por Facebook a la chica que terminó
por dejarte entrar en su cama
si al final te corriste antes de tiempo?

¿Estás muy por detrás de mí
en cuanto a conocimiento de las mujeres?

¿Eres mujer?
...

¿Debería haberme dejado despertar 100 veces más
por la chica de mis sueños?