Cada vez estoy más convencido.
Lo que ves en el espejo
no tiene nada que ver con lo que eres.
Pasa lo mismo con la mirada
de los otros.
Puedes sacar conclusiones sobre como te ven
por cómo te tratan
pero estarás navegando en aguas inestables, amigo.
Ellos te contemplan a través de la graduación de sus gafas.
El tipo al que no quisieron de niño.
La chica que necesita estar a la altura de un adulto.
La pareja que espera la noche para fugarse
a los sueños de cualquiera que no seas tú...
La madre que no resiste a
nadie más que al niño que fuiste.
El padre que hubiera preferido una hija.
De sobras sabía que un macho
terminaría haciéndole jaque mate.
Supongo que el truco para salir ileso
de la caja de las espadas
no es saber magia sino matemáticas.
Hallar la media entre
lo que crees saber de ellos
y lo que no sabes de ti.
Aunque... quizá esté perdiendo el tiempo.
Quizá se trate de algo más simple.
Quizá se trate de reconocerme un perfecto gilipollas
y aplicar el consejo que me dio
aquella mujer que me animó a ser yo mismo
después de haberme dado algo más que sexo...
«Olvídate, muchacho...
Nunca sabrás quien eres...
Estás demasiado ocupado
intentando averiguarlo»