domingo, 12 de julio de 2020

De entre todas las espigas.






Todos somos putas, lobos y ardillas alguna vez.
Los árboles siguen esperando nuestro regreso
y la llegada a la luna
fue tan útil como una conversación
entre un político y un ciudadano.

No hay que ponerse en lo peor.
Es lo peor el que se pone.
Lo peor estuvo y volverá.
Lo del porvenir no deja de ser la zanahoria
que nos empuja a dar otro paso
para que Netflix ruede una próxima temporada.

Nadie entiende nada y todos creemos que se podría hacer mejor.

¿Quién soy yo para sentirme único?
Sin duda reconocerme como el hijo de mi madre
contribuye a creérmelo.

Después llega la cola para subir al autobús,
el mostrador vacío del carnicero a la hora de comprar conejo
y las reglas para tomar el sol en una playa desierta.

La muerte no se fabrica sin armerías.
Los virus carecen de empatía.
Las conspiraciones sirven para escribir novelas
y las novelas dan dinero.

¿Lo entiendes ahora?

Solo si has sufrido la muerte de alguien querido estarás conmigo.

Sea como sea la guadaña que nos siega
ten seguro que la maneja una de las espigas
 que comparten el mismo campo
 en el que te han sembrado.

Somos los responsables de todo esto.

¿Acaso a ti no te sobra nadie?








sábado, 11 de julio de 2020

el Minotauro tampoco conoce el laberinto






Ella no habla de abrazar árboles
ni de obtener beneficios en Bolsa.
Se entretiene distrayéndome
cada vez que hago diana en su corazón.

Yo le sigo el juego.

Aprendí pronto que el Minotauro 
tampoco conoce el laberinto
y que si las rosas pinchan
es solo porque temen ser comidas.

Casi nunca cuenta nada
aunque terminemos mi cerveza
sin un silencio.
Cuando se lo hago saber
me desbroza en cien partes
para dejar claro que sabe lo que hay
pero que no me conviene
hablar de ello.

No le gusta el aroma de las conservas
ni soporta las ristras de ajo en la comida.
No nombra a Dios por su nombre
y prefiere apostar a los deportes antes que a la ruleta.

Cree que el azar es el subordinado del esfuerzo
y que la suerte y la voluntad follan en los vestuarios.

Yo la quiero tanto como me han dejado
querer las que han estado antes y
ella finge dejarse querer tanto 
como la quisieron antes
 de que ella dejara de quererlos.

A menudo se sobresalta en mitad de la noche.
Las sombras de la habitación tratan de contarle algo.
Tiene miedo y me busca para encontrar consuelo.
No me encuentra.
Yo no estoy.
No puedo estarlo.

«Nadie que llegue después
puede saber más de ti que tú» —le digo.
Entonces enciende la luz de su mesita.
Por alguna absurda razón cree que hace de faro.

A mí eso me apena.
Ningún barco se guía por la luz.
Todos los ciegos aman el suelo que no ven.

Después... tanto como nada.
Y un poco más tarde... nada sabe a tanto.





















jueves, 9 de julio de 2020

Nunca reviso los neumáticos







De cuando en cuando abro el capó de mi coche.
Compruebo el aceite, el anticongelante y el líquido de frenos.
Luego me aseguro de que alguien me esté mirando
y lo cierro con expresión de aprobación.

El tipo del bar que hay en la esquina
siempre me tiene preparada una tapa de anchoas
y una cerveza bien fría.

«¿El coche, bien?» —me pregunta recogiendo mis monedas.
«Será cosa de los neumáticos» —le respondo.

Él asiente y se aleja a servir a las mesas.

Nunca reviso los neumáticos. 
No encuentro sentido a hacerlo
cuando por otra parte me atrevo a subir a aviones y atracciones de feria
sin exigir el certificado de calidad de quien sea que tenga que otorgarlo.

Aún así nunca he dejado embarazada a una mujer
ni el banco me ha llamado para recordarme nada.
Lo peor que me ha pasado en la vida
tenía nombre de virus y secuelas de exceso de placeres varios.

Hay pasajeros en vuelo ahora mismo
 a la merced de tipos más perdidos que yo.

Unos me dicen que tengo suerte.
Otros que la vida me dará lo que merezco.
Pero a mí me interesa lo que piensan los hijos que no he tenido.
En mi opinión la mejor respuesta es la que nadie te va a dar.

Mi abuela siempre me acusó de ser una plaga:

«Arrasas por donde pasas
y las pasas son buenas para la memoria»

Mi madre me contó que, como a ella,
le encantaban las anchoas.















miércoles, 8 de julio de 2020

de eso está hecho el hombre






«Te has olvidado de dejar de querer a las otras»
—me dijo —
«Ocupas demasiado espacio en la mesita con sus recuerdos
y no cabe la lamparita 
que ayuda a levantarse en mitad de la noche sin tropiezos»

Ella no era una santa —le dejé claro.

«Tampoco es importante lo que yo sea para reconocerte» —añadió—
«Si buscas alivio usa Facebook.
Si anhelas orgullo reza.
Si de verdad quieres amor deberías pensar más en ti».

Nunca sé que piensa ella de la vida.
Se limita a darme lo que necesito
aún cuando ni yo mismo sé que lo quiero.

Me despertó de mi última pesadilla.

«Has vuelto a sufrir mientras dormías»
—me susurró al oído para calmarme.
«¿Es que no tienes bastante mientras estás despierto?»

Todavía ronco a su lado.
La sé despierta.
Por alguna razón ha decidido ser mi ángel.
Por alguna razón yo le hablo de Caín.

Lo demás no deja de ser una razón para no rendirme.

De eso está hecho el hombre:
de lo que no entiende y se esfuerza por dar por resuelto.









viernes, 3 de julio de 2020

Cree, opina y condena.





Cada Cruz tiene su cirineo.
Cada centurión sus razones.
Las bodegas sirven agua bendita
siempre y cuando 
el bautizado sea un borracho.

La visión no depende de un cristal.
La mirada nace de la ceguera del alma.
Y el alma solo pesa 21 gramos (dicen).

La vacuna contra la desgracia está próxima.
Primero hay que probarla con los otros.
Y si funciona  dividiremos a la sociedad en sanos y enfermos.
Aún así los sanos se vacunarán.

Porque la vida es así.

Por si acaso.

Sucede de repente y se practica por si las moscas.

Los enfermos juegan con ventaja.
Solo pueden mejorar.
Los sanos ganan sin jugar.

"Carpe Diem" gritaron Adán y Eva
 mientras follaban sin condón.
Luego se ofuscaron en comprender
la razón de Dios para escogerlos 
de entre todos los vivos 
para anunciar el mejor pienso fúngico.

Por eso lo odiaron.
Solo Él se atrevería a poner tan lejos
 una farmacia de guardia.
El libre albedrío Lo delata.
Nadie que permita elegir mal
puede ser un buen "lo que sea".

No hay que ser pesimista.
Lo mejor está por llegar 
de la mano del que menos interés
tiene en que esto funcione.
La inteligencia zozobra
y la vida de Cristo es 
tan buen material documental
como la II Guerra Mundial. 

De todas formas ya no me lees.
No tiene sentido que te cuente todo esto.
Ni tú ni yo estamos vivos. 
Ahí tienes la razón de que cada vez
se repitan más los mismos argumentos.
No hay nadie vigilando el proyector.

Cree, opina y condena.
A ver cuanto tarda occidente
en redibujar a los tres monos japoneses.