lunes, 22 de abril de 2013

caridad






No sé si alguna puta atenderá a la caridad.
Si hará un buen trabajo a cambio 
de proporcionarle solo un orgasmo.
El otro día escuché a una niña de nueve años
en una serie de televisión
decir que el amor da risa.

Y me reí, pero no del amor, sino de mí.
He leído el libro "El Secreto" más de dos veces.
Y he deseado con todas mis fuerzas vivir en un
perpetuo estado de embriaguez
sin tener que pagar por un vaso de vino.

Pero no llega, algo no hago bien.

Demasiadas cosas pasan por mi cabeza
para el poco tiempo que dedico a pensar.


Ahora ella se ha ido con sus delirios a buscar
lo que le proporcione más daño.
Yo me volví un tipo blando, un hombre de bien.
Y el buen trato no sirvió para retenerla y
hacerla una mujer de esas que aparentan
no dar problemas en la vida.

Quizá sea que busco conflictos disfrazando mis actos
de obras benéficas.
O tal vez sea hora de volver al
redil que tanto aburrimiento me causó.
Aceptar que si las cosas son como son…

No hay gato que tenga tres pies.


Qui



jueves, 18 de abril de 2013

las empresas y la mantis religiosa


Mi colega y yo estábamos mirando un documental de la tele. En él, una mantis religiosa estaba apareándose con el macho. Mi compañero había sido despedido hacía dos días de una empresa a la que había dado los mejores 20 años de su vida. Había colaborado a levantarla y hacerla próspera. Su apuesta le había hecho perder a su familia: mujer e hijos. Tampoco había podido acudir al hospital el día en que su padre falleció y había dejado que su madre sufriera su falta en la más absoluta soledad. No lo decía... pero sus hijos, a los que ni siquiera acompañó el día que nacieron, no querían saber nada de él. "Ya encontraré el momento" eran sus palabras cada vez que alguien: amigos, familiares... le solicitaban algo personal. 

Sus jefes se habían inventado no sé qué para echarlo sin indemnización alguna y ahora no tenía más que sus 50 años y la cartilla del paro. 

En la tele, tras acabar el polvo... el insecto comenzó a devorar al macho sin que este hiciera nada por defenderse. Mi amigo apuró el botellín de cerveza y dijo: 

"Hay que ser tonto para dejarse hacer eso"

Y yo no supe de qué demonios hablaba.

Fotografía extraída de arnaldomirabal

miércoles, 3 de abril de 2013

las matemáticas y el amor...








Ella me decía:

Eres un cero a la izquierda en este mundo.
Todas las desgracias se multiplican a tu lado y todas las alegrías se dividen.
A cada dos pasos que doy yo por salir adelante tu restas tres,
y solo sumas tropiezos y excusas.

Esta relación crece exponencialmente hacia el desastre
y las probabilidades de que lo solucionemos son una entre un millón.
No lo dudes, nuestro amor es inversamente proporcional
a las posibilidades de ser felices…

***

Se llamaba Sara y tenía un doctorado en matemáticas.
Yo apenas conseguí ir a dos clases de esa materia en el bachillerato.
Y aunque los dos follábamos bastante bien,
al terminar los polvos, le costaba
 encontrar razones por las que quedarse a mi lado:

Las matemáticas no mienten. Y no haces nada por resolver la ecuación.
– me sentenciaba cada vez que pasaba más de lo mismo.

Y yo me decía para mis adentros:
pues tan lista que eres despeja tú la incógnita.





lunes, 1 de abril de 2013

sueño








Sueño con que ella esté sentada en el salón
semidesnuda, sonriendo, 
viendo su programa preferido.

Sueño con verla así mientras yo tecleo
mis absurdas imágenes en este ordenador
lleno de manchas de grasa.

Sueño con que de vez en cuando aparte la mirada
del televisor para obsequiarme con una de sus
codiciadas sonrisas.
Sonrisa por la que hombres y mujeres han enloquecido.
Más escasa que el oro, los diamantes y la
razón.

Sueño con ver su ombligo entre los pliegues 
de su camiseta de tirantes 
y poder admirar la delicadeza con la que se rasca
la parte interna de su muslo. 

Sueño con poder hacerlo
mientras contemplo su mirada infinita
más allá de cualquier cosa que un hombre o una mujer
podamos poseer.

Sueño con que los veranos no me la roben jamás.
Que ese sol, que ahora se cuela por las rendijas de la persiana,
siga jugando para el resto de nuestras vidas
con mi deseo y su piel,
con su complicidad y mi enajenación.

Sueño con que la paz que pocas veces sabe regalarse
encuentre un lugar confortable en su corazón
y se quede a vivir para siempre con ella…

Y que cuando termine de escribir estas palabras;
pueda entrelazar sus piernas con las mías
y acariciar sus pies con las plantas de los míos.

Pero de momento… solo puedo soñar…

De momento ella sigue poniendo condiciones
para que un hombre y una mujer
puedan ser felices juntos.