Así que después de ti había esto.
Supongo que te tocó ser tempestad.
Nubes cargadas de riadas, de truenos
y de ramblas.
Ya lo siento...
Quería otra cosa para ti.
¿Te utilizó el destino para enseñarme algo?
¿Existes ahora que ya te has ido?
Me hubiera gustado acabar mi colección
de momentos a tu lado.
Compartir tumba mientras vivíamos
y horizonte una vez muertos.
Ahora somos agua sobre agua.
Negro en la sombra.
Rojo en la mirada de un perro.
propenso al cáncer.
Qué lástima que ninguno de los dos
supiera desentenderse de lo que somos
para haber llegado mejor al otro.
No me resigno...
me haré budista para buscarte
en mi nueva vida.
Lo que fuera que salió mal en esta
lo voy a resolver antes de mi próximo viaje.
Es lo menos que me merezco.
Es lo menos que necesito pensar.
Solo así evito la visita
de la obstinada migraña que me aturde.
Del estribillo siniestro que me repite
que cuanto sé de la vida
deja claro que no suele ofrecer
segundas oportunidades
en asuntos de amor.
No veo otra salida.
El Dios de allá arriba,
que con tanta astucia crearon los hombres,
no entiende nada de lo que hemos hecho,
y por lo tanto,
no tiene intención de ayudarnos
por ahora.