miércoles, 2 de julio de 2014

¿Misógino?


Fotografía: Sonia Hidalgo

El tabaco me despierta el deseo de escribir.
Cada calada parece conocer bien el pasillo 
que une la celda de la apatía con el balcón de mi creatividad.
Claro que el precio puede ser la salud.

Igual me sucede con algunas mujeres.
Tenerlas a mi lado me convierte en un tipo lleno de vida.
Despertarme tras una dura noche de sueño
y contemplar sus ojos extrañados, por haberme elegido a mí 
para compartir sus minutos y desperdiciar sus dones,
es suficiente adrenalina para llenar varias páginas de palabras
que cuenten alguna historia.
Claro que el precio también puede ser la salud.

Podría parecer misógino. 
Pero entonces verifico en el diccionario de la RAE la definición de tal cosa:
Adj. Que odia a las mujeres, manifiesta aversión hacia ellas o rehuye su trato.

Y como no suelo fiarme de mi opinión sobre mí mismo les pregunto:

–¿Crees que te odio?

Y suelen responderme:

–Te odias a ti mismo.

–No es eso lo que te he preguntado –les digo… 

Y entonces las odio por hacerme pensar.
Siento aversión hacia ellas por cuestionarme y quedarse tan anchas.
Y rehuyo su trato para no ser víctima de más "perlas emocionales"




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