sábado, 23 de junio de 2018

el último verano.




Las palabras del médico lo liberaron.
«Tiene cáncer de pulmón.
No acabará el verano».

«Doctor... nunca he fumado.
He tenido miedo hasta de respirar»

«¿Qué piensa hacer ahora?»

Salió de la consulta sin responder a la pregunta.
Corrió a la casa de sus padres.
Nadie salió a recibirlo.
Su madre no podía. 
La ceguera le impedía levantarse sola
de la mecedora de la salita.
Su padre hacía tiempo que faltó.
Lo sustituía un enfermero 
lleno de barba, grasa y mal olor corporal
que entre trago y trago,
entre cigarro y cigarro,
la llevaba de la cama a la silla
y de la silla a la cama,
así, con cuidado, para hacer durar lo máximo
su contrato por obra y servicio. 

«madre, os esforzasteis por nada...
voy a morir joven... 
por lo visto algo ha envenenado mis pulmones»

La madre acarició su rostro 
y torciendo la boca en un intento de sonrisa
se limitó a decir:

«Tú ya naciste lleno de veneno.
Ni tu padre ni yo nos soportábamos.
Ojalá hubieras muerto como el que quiso llegar antes que tú,
pero te empeñaste en ser de otra manera,
te negaste a aprender nada de nosotros»

Y dejó de envidiar la vida
para afrontar su último verano
como si nunca hubiera tenido padres.







miércoles, 20 de junio de 2018

la poesía de la nueva psicología y el calor extremo.







Será el calor extremo
el que te cansa.

El calor intenso solo se agradece
cuando tienes alguien que te seca el sudor.

Alguien preferiblemente en bragas y sujetador.

Alguien a quien reconoces 
incapaz de desnudarse para nadie
que no sea lo peor de ti mismo. 

Pero hay ocasiones en las que las paradas
de autobuses se llenan de peregrinas.
porque hay santos a los que visitar
y dar gracias.

Hombres, como tú y como yo,
que supieron mantenerse al margen
de las necesidades de cualquier mujer
y ahora juegan en la liga
de los que no han de rendir cuentas.

Santos en definitiva.

Para sus madres.
Para sus madres y para las recién conocidas.

Mientras tanto tú sigues dando de comer a los peces del acuario.
Suerte que optaste por el de agua dulce aún con sus súplicas
y los guiños del vendedor.
A fin de cuentas los colores que vas a perder de vista
no son tan excitantes.

Terminas por coger el auto y enfilas cualquier avenida.
Las putas parecen vírgenes
y sabes bien que su rango es superior al de los 
perfectos y libres de toda culpa. 

No hay más pecado que la confusión elegida.
No hay más farsa que la comodidad.
No hay más amor que el correspondido.

Todo lo demás...
...poesía de la nueva psicología,

o simplemente...

 ...el calor extremo
que, seamos francos, cansa.










miércoles, 13 de junio de 2018

el parque de atracciones.





(Para A.)


¿A quién rezar cuando se te acaban los dioses?

Amiga, no se trata del tiempo que aguantes caminando.
Son las paradas que haces las que deciden
si vas a seguir dando pasos.

Después de cada luna vuelve el sol
y los ciegos han de creerlo.

¿Qué pasa cuando la noche es perpetua?

¿Quiénes somos para atrevernos a enunciar (.Mat) nada?

Una pecera y el mar son igual de necesarios
para el pez.

¿Qué eres tú, amiga? 
¿medusa o bañista?

Comas lo que comas
hagas lo que hagas
pienses lo que pienses
solo lo que te emociona
se clavará en la diana de tu memoria.

¿Hay entonces universo
más allá de nuestro corazón?

No te compadezcas de aquellos a los que abandonas, amiga,
ellos seguirán nadando en el mismo océano.
Eres tú la que tienes que estar segura
de que la resaca tras el estrecho no te marea.

¡Claro que te animo a seguir remando!

Sería cínico por mi parte no hacerlo.
Yo llegué por fin a mi isla. 
Ningún puerto en mi sangre daba a un buen atardecer...
...y te puedo asegurar que ya no tengo de qué preocuparme.

Pecera, acuario, mar u oceano
no tengo más necesidad que respirar...

¿acaso no es eso el parque de atracciones
que cualquier ser humano desearía visitar?

Dímelo tú, amiga...
Necesito tu confirmación.








domingo, 10 de junio de 2018

por la noche no le importaba...





Me levanté. Era domingo y temprano.

«Tienes papada» —me dijo cubriéndose con la sábana
aparentemente ruborizada.

Lo sé de sobra aunque me sorprendió
que por la noche no le importara. 

«Deberías cuidarte más y beber menos»

Lo sé de sobra aunque me sorprendió
que por la noche no le importara.

Me planteé si responder a sus apreciaciones.
Consideré si era digno justificar
con alguien que acababa de despertar
lo que para la que se acostó a mi lado por la noche
no suponía ningún problema. 

«En realidad no sé porqué sigo contigo... 
tu magia ha desaparecido. 
El último conejo que apareció de tu chistera
llevaba muerto más de cien funciones» —sentenció.

Y ya no me pude resistir.

Según los manuales de la psicología moderna
no podía consentir que me trataran así.

Así que dije:

«Si no te gusto vete... yo no puedo abandonarme.
Supondría reconocer que no estoy satisfecho con el semen
de mi padre y el óvulo de mi madre»

«¿Eso es todo lo que vas a hacer por retenerme?» 
—se indignó.

Lamenté que no lo considerara suficiente
cuando la vi subirse al autobús, 
pero sabía con certeza que era lo mejor
para ella.

Mi padre me lo dejó claro antes de morir:

«Te quiero tanto que no quiero 
que estés a mi lado cuando no me reconozcas»
—me indicó.

Lo que me jodió un poco 
fue verla llorar mientras se alejaba
apoyando su mano derecha 
contra el cristal de la parte de atrás.

¿Lo peor?

 La compañía de viajes no vendía 
billetes de ida y vuelta. 









viernes, 8 de junio de 2018

entre tú o yo... y la evolución





Entre tú o yo,
tú.
Entre ni tú ni yo,
me escojo.

Entre Eva y la manzana,
Eva.
Entre ni Eva ni la manzana,
la serpiente.

No he nacido para purgar
los pecados 
que acumules de otros hombres.
He nacido porque no me quedó más remedio.
Y sería idiota 
elegir redimirme de algo que no puede pertenecerme
ni hipotecándome cien vidas.

Los barrancos acumulan 
corderos muertos
y los buitres vuelan en círculos
sobre sus carnes descompuestas
mientras mi Señor se lava las manos
en la pila del libre albedrío.

Así que no me jodas
confiando en que mi decisión será la correcta.
Cada cerveza me muestra un camino diferente
y todos parecen tan acertados
como negarle un trozo de pan 
a quien se obstina en no sembrar trigo
por creer en la virginidad de la tierra.

Ni sé ni aprendo.
Cada vez más ignorante.
Cada vez más terco.
Darwin molaba en la escuela
porque el mono se había quedado atrás.
Pero el mono ha aprendido a correr
y nos ha alcanzado.

Ahora cuesta diferenciar a los simios.
Se mueven entre nosotros
trajeados y perfumados.
Solo si observas bien
los descubrirás y te darás cuenta de que
 están mejor que tú y que yo.

¿Sabes por qué?

Ellos no escogieron entre paraíso o tentación.

Se limitaron a ser leales a su naturaleza:

«Si quieres ser te ayudo a serlo.
Si no, no tiene sentido vivir en comunidad»

No tienen más lema.

Entre tú o yo,
tú.
Entre ni tú ni yo,
me escojo.




sábado, 2 de junio de 2018

la balada del ahorcado






Escucho arar a los campesinos
mientras unas madres apuestan
a los dados la suerte de 
sus hijos castaños bordes.

El diablo dejó de existir
en la aldea desde que 
el nuevo cirujano
tuvo claro que morir y vivir
no dependen ni de la medicina
ni de la religión.

Y yo pienso en ella.

En su cabello largo 
y en su boca pervertida.
En sus hombros de ángel
y en sus caderas de hembra.
En sus pies descalzos 
y en sus manos de seda.

En sus palabras dichas a destiempo:

«El viento del sur salpica 
alientos esclavos 
mientras los paletos regresan con sus herramientas
entonando folclore de baja calidad musical.
No eres ni serás de aquí.
Tú eres hijo del mar y aquí solo hay campo,
terminarás por asfixiarte»

El juez más joven me reprende por mis dudas:

«Si has de infringir normas que sean
las que sé condenar.
No me lo pongas difícil que
tengo que llegar a casa a tiempo
de cenar con mi esposa y mis 
dos hijos de plástico»

Me acuerdo de todo a lo que he renunciado
por creer que era más importante
llegar a alguna parte que ser feliz un instante.

Y mirando a los ojos del verdugo le susurro:

«Tensa bien la soga, amigo, porque estoy lleno de amor
y a mí, el amor,
 se me ha escapado siempre que lo creía bien atado».

El encapuchado mira al juez y este asiente.

Es hora de autocrítica.
Es hora de enfrentarse a ser o no ser.

Hay dos formas de morir en la horca.

Y las dos te pertenecen.

La diferencia no depende del dios
al que hayas rezado.

Es una cuestión tuya.

Los huesos de tu cuello decidirán
si debes sufrir abandonando la vida
o puedes salir rápido
por la puerta que siempre se abre cuando,
lejos de haber leído a los clásicos,
optaste por escuchar a tu instinto.

No existe el cansancio, amigo,
existe la falta de imaginación.