Será el calor extremo
el que te cansa.
El calor intenso solo se agradece
cuando tienes alguien que te seca el sudor.
Alguien preferiblemente en bragas y sujetador.
Alguien a quien reconoces
incapaz de desnudarse para nadie
que no sea lo peor de ti mismo.
Pero hay ocasiones en las que las paradas
de autobuses se llenan de peregrinas.
porque hay santos a los que visitar
y dar gracias.
Hombres, como tú y como yo,
que supieron mantenerse al margen
de las necesidades de cualquier mujer
y ahora juegan en la liga
de los que no han de rendir cuentas.
Santos en definitiva.
Para sus madres.
Para sus madres y para las recién conocidas.
Mientras tanto tú sigues dando de comer a los peces del acuario.
Suerte que optaste por el de agua dulce aún con sus súplicas
y los guiños del vendedor.
A fin de cuentas los colores que vas a perder de vista
no son tan excitantes.
Terminas por coger el auto y enfilas cualquier avenida.
Las putas parecen vírgenes
y sabes bien que su rango es superior al de los
perfectos y libres de toda culpa.
No hay más pecado que la confusión elegida.
No hay más farsa que la comodidad.
No hay más amor que el correspondido.
Todo lo demás...
...poesía de la nueva psicología,
o simplemente...
...el calor extremo
que, seamos francos, cansa.
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