viernes, 10 de noviembre de 2023

14 de julio.

 



Planeaba sobre el mar

y deseó bucear bajo las olas.

Prefirió el azúcar

al café con sal

y montó una panadería

al lado de los vómitos

de cientos de borrachos.

Se arruinó y pidió dinero

a varias mujeres.

Colocó su caja de cartón

en esquinas embadurnadas de azufre

y mientras los perros lo respetaban

él aprendió cosas 

sobre el olor del infierno. 

Encontró trabajo en una gran empresa

y de vez en cuando 

le daban limosna los más pobres.

De tanto llamarlo a voces 

se quedó sordo.

A partir de esa tragedia

aprendió a apreciar la música

y dibujó un pentagrama

lleno de silencios de redonda. 


Es huérfano de padres, amigos

y castillos en el aire. 

Lo llaman como se les ocurre

y él acude a donde le apetece.


Lo más extraño de todo

 es que no se parece a ningún espejo

y cada guerra le recuerda a Hiroshima. 


Nació un día de revolución

y para morir sigue mirando al cielo.




miércoles, 1 de noviembre de 2023

lecciones de vida...



Era su forma de decirme que algo iba mal.

Miraba por la ventana añorando nubes

y guardaba silencio aunque no le preguntara.

Yo aprendí a desaprender 

y terminé siendo tonto perdido.

Que eran cosas que tenía que solucionar ella

—me dijo mi maestro.

—Ya, pero al final el tonto soy yo

—repliqué.

El maestro tomó una naranja en sus manos

y la estrujó salpicándonos a los dos.

—¿Lo entiendes ahora? —me preguntó

mientras yo lamía el jugo derramado

en el suelo. 


javiercasino.com




lunes, 9 de octubre de 2023

Entre porqueres y comoses...





Entre saber el porqué y saber el cómo

siempre me decanté por las mujeres

   que tienden sus bragas con gracia.


Nunca madrugué tanto

como para que un desconocido 

me regalara cromos a la puerta del colegio.

Aún así no perdí la esperanza

de que la peor película de terror 

me revelara las intenciones

del conserje de la escuela. 


Luego me enamoré de mi maestra.


Mi madre me cantó en la cuna

la nana del recién nacido,

y la cigüeña que robaba panes.

Poco después, 

entre sermones sobre lo que sí y lo que no,

me sujetó la cabeza en mi primer vómito 

para terminar acusándome de confundir

el alcohol con el abandono.


Después las creencias dieron paso a las ambiciones

y las ambiciones celebraron con campanadas

las promesas de un nuevo año a incumplir. 


Si he tenido algo claro en tu cama

—le dije al ver su cara de decepción —,

es que me parezco tanto a lo que esperabas de mí

como una rana a una serpiente.


Ni una ni otra se fijarían en una manzana

aunque se murieran de hambre.