domingo, 20 de noviembre de 2022

alianzas y cadáveres


 

Estábamos en guerra.

 Arranqué la alianza de un cadáver

y me até a la vida por el rito civil.

Mi esposa me presentó a 

su prometido prometiéndome

no quedar con él salvo 

si mi aliento sabía a turrón

a la hora de echar un polvo en la playa.

No dije nada,

de todo lo que pensaba

el mejor resumen era largarme de allí.

Llamé a la puerta de al lado.

Me abrió una hermosa mujer

que no vestía más que una sonrisa.

Miró desconfiada mi alianza

y le expliqué que se trataba

del regalo de un compañero de guerra.

Que se parecía a la de su marido —me dijo

— aunque él tenía los dedos más gordos.

Para mí todas las alianzas eran iguales…

tarde o temprano o cambiaban de dedo

o terminaban en el Monte de Piedad.

Me invitó a pasar y me ofreció 

una copa de besos con hielo.

Que había dejado el hielo

—le comenté.

«Entonces ¿a qué has venido?»

—me preguntó desnudándose de su sonrisa.

No supe qué responder.

Mirara donde miraba solo veía puertas

y cadáveres.


Su refugio

 





 Me hablaba desde su refugio.

A mí no me gustaba explorar.

De pequeño me perdí en una cueva

y hasta que no me rescataron

no logré sacarme las hormigas del calcetín.

De vez en cuando me hacía un guiño:

que la lluvia salpicaba como los besos primerizos

—me explicaba.


Y cuando agostado buscaba sus labios

pisaba un charco con sus sandalias

y me ensuciaba mis pantalones.

«Así tu madre y tú

tendréis algo de lo que hablar»

—se burlaba de mí echando de menos todo.


Nunca dijo una mentira.

Jamás acertó con una de mis verdades.

Se escondía igual que la humildad

y brillaba como la soberbia adolescente.

La quise tanto como se dejó.


De vez en cuando me escribe.

Me considero un hombre afortunado.

Sus palabras son como los telegramas.

Cada uno de sus mensajes tiene un precio

y a mí no me importa el dinero.






domingo, 13 de noviembre de 2022

ranas y moscas

 





La rana disparó su lengua a la “mosca de la estaca”.

A la única que creía en dioses y vampiros.

A la única de todas las moscas 

que rezaba antes de sacar su trompa

agradeciendo su alimento. 

Precisamente a la de la estaca.



Toda la laguna guardó silencio.

Se le barruntaba una mala digestión

al batracio.


Las culebras de agua dulce se excusaron 

de santiguarse por falta de manos.

Los nenúfares se cerraron

confundiendo día y noche.

El árbol más viejo se culpó

de no haberse podrido a tiempo

y solo unos pocos congéneres

se burlaron de la víctima por estúpida.


La rana recogió su lengua con su presa

y su estómago se rompió de dolor.

A las pocas horas flotaba y escupía

un palillo y un hilo de sangre en la charca.  


Las culebras se aprovecharon del festín.

Los nenúfares del sabor de las aguas

y las raíces del viejo árbol se empalmaron

por el morbo del crimen.


Solo los mosquitos acudieron

al entierro de la rana.

«Cazar supone riesgos»

—dijo el más anciano en el funeral.


En otro lugar,

sobre el lomo de la rana muerta,

algunas larvas erigían una estatua

a la víctima. 

Se había convertido en un referente

para ellas:

«Si el depredador muere contigo

habremos hecho justicia»

Acababan de implantar

la Ley de la estaca. 


Y la mosca más débil se puso a rezar. 



jueves, 20 de octubre de 2022

Mitad tú y mitad yo.

 




Lúcido o no siempre falta algo.

No se puede responder

si quien pregunta

no se leyó tu último libro.

Para algo se inventaron los neceseres

y no todos los vagones son de primera.


Cabe lo que cabe en cada redención.

Se pierde lo que se pierde en cada viaje. 

Vete tú a saber si de cada cien

arruinamos las estadísticas de mil.


A pesar de mis contradicciones me besas

y dices quererme.

No voy a dudar de ti.

Crecí viendo a Mazinger Z

y el malo era mitad tú y mitad yo. 

domingo, 25 de septiembre de 2022

mensajes en un retrete.


 

A menudo sucede.

Lo crees tener todo bajo control

y sorprendes a tu pareja escribiendo notas

en el rollo de papel higiénico.

Sabes que quiere comunicarse

con alguien que habita las cloacas.

Alguien que sabe de mierda

más que tú.

Porque tú no sabes de eso.

Naciste en un Tiovivo 

y tu vida es una jodida feria.

Te encargaste de dejar tus maletas

en el maletero y el coche en un atasco.


No te queda otra que tirar de la cadena.

La quieres y se merece lo que busque.

Como tú y como yo.

Solo que jode.

Parecía que esta vez tu madre 

había acertado al presentártela.


domingo, 4 de septiembre de 2022

hambres, intenciones y espiritualidad.

 




El predicador se disfrazó de puta.

Por cada cliente que se le acercara

usaría un sermón para redimirlo.

El primer putero no aguantó la perorata

y arrojó su dinero por la ventanilla del coche

en un gesto de desprecio.

El predicador lo recogió

y agitándolo al cielo

lo bendijo para dar comida a los pobres.

Trescientas noches más tarde

había construido su iglesia.

Ya si eso, luego… iría al supermercado.




deudas y desmemorias...

 



Es hora de saldar deudas.

Mirar atrás y reforzar cimientos.

La burguesía mira hacia delante

pero un buen obrero sabe

que nada se derrumba si se cimentó bien.

Que el pasado vuelve 

lo sabemos pocos.

Que nada de lo que vuelve

sabe igual, algunos menos. 

Es hora de saldar deudas

(siempre y cuando no hayas perdido tu antigua agenda)


domingo, 14 de agosto de 2022

disculpas...


 


Un lobo llamó a mi casa a media noche.

«Tengo hambre» —me dijo.

Tomé al hijo de mi vecino

y se lo di.

Mi vecino me debía dinero.


Días después un oso arañó mi puerta

a la hora de la siesta.

«Tengo hambre» —me dijo.

Capturé a la esposa de mi vecino

y se la entregué.

Mi vecino seguía debiéndome dinero.


Un invierno una serpiente

 se cobijó en mi chimenea.

«Necesito calor» —me suplicó.

Miré hacia la casa de mi vecino.

Tenía la chimenea encendida como yo.

Lloraba sus pérdidas.

Me sentí culpable

y maté al reptil para evitar que le picara.


Mi vecino y yo seguimos sin hablarnos.

Nos quedan asuntos que saldar.


mi casco amarillo


 

Mis padres me regalaron 

un casco amarillo que lucía con orgullo.


Nunca me importó el acné,

ni la ropa de marca.

Peinarme suponía un suplicio

y solía jugar con amigos imaginarios.


Hasta los más duros del barrio

alababan mi casco amarillo

cuando me veían dar puñetazos y patadas al aire.


No reconocí la realidad

hasta que aquella virgen 

(cientos de años más tarde)

 me preguntó:

«¿Estás seguro de que no se 

estaban burlando de ti?»


Ya no me quedan amigos imaginarios

pero sigo llevando mi casco amarillo.


viernes, 22 de julio de 2022

Tres mujeres...

 



Me quedé vacío y sin palabras.

Me regalaron un libro.

El suelo tembló

y la tierra me acusó de aburrido.

Escalé la gran montaña

buscando su sabiduría.

Tres mujeres me preguntaron 

a quien buscaba al
llegar a la cima.

Una estaba vieja, la otra era mayor

y la tercera, quizá por joven,

 se escondía entre ellas.

Les pregunté qué había que saber

sin atreverme a mirarlas.

Las tres se rieron cuando apareció

el Maestro.

«¿De qué se ríen?»

—le pregunté ofendido.

Y el Maestro, con una sonrisa,

mientras me indicaba con su dedo

la escalera de incendios

me respondió: 

«¡Véte tú a saber!».



jueves e infidelidades

 



Cogió el tren en sentido contrario.

Cuando el revisor le pidió el billete

se bajó las bragas y le ofreció

compartir un helado.


Se casaron en la estación anterior

y nunca llegaron a su destino.

Ella se llamaba Vida

y él Ocaso.



Prefirieron no tener descendencia,

visitar los cementerios los domingos

y pasear por los paritorios

 los lunes a primera hora.


Ella le fue infiel a eso de un jueves.


Por lo visto Ocaso

estaba muy seguro de sí mismo

y eso hacía sentir a Vida

como una mujer a la deriva.


 

viernes, 15 de julio de 2022

Cumpleaños...


 

Se murió y ella lo entendió mal.

Claro que la amaba.

Quería irse porque no se soportaba.

Lo había dejado caer 

durante alguna cena con ensalada.

La vida le sabía a tragedia

sin el aderezo de la muerte.

No leía las necrológicas

porque se sentía desafortunado.

Había vivido 

y por mucho que se empeñaran

los chicles sin azúcar

la vida provocaba caries o diarrea. 

Nadie le regaló por su 52 cumpleaños una soga

aunque sí una maceta con un joven nogal.

Luego el más viejo de sus vecinos

le obsequió con sabiduría de escalera:

«Buscar el sentido a todo esto es más

perjudicial que el tabaco y el alcohol».


Putada que los psicólogos

fueran más caros. 

Un mes de terapia equivalía a 

500 cervezas y 150 cigarros

y el resultado no era inmediato

 ni definitivo.


Tuvo guasa su deceso.

Resbaló en la bañera

mientras escuchaba 

It’s my life” de Bon Jovi.

Su pareja escogió la novena

de Beethoven para el funeral

(hay quien dice que por venganza).

miércoles, 13 de julio de 2022

cosas de marineros...

 





                                                
                                              Miraba al mar 

desde la misma distancia

que me hablaba de ella.

A su alrededor

ningún marinero

levaba anclas

ni izaba velas.


Conocía su plato preferido,

el color de sus ojos dormida

y las razones que ahogaron

a otros antes de abordarla.


A mí me importaba

llegarla” a puerto.

A ella que yo supiera nadar

—me pareció escucharla decir

alguna que otra vez en sueños.






domingo, 3 de julio de 2022

la gravedad y sus cosas....


 

Traté de no dormir en mis vacaciones

y una gaviota me robó los cacahuetes.


Que estaba cansado —me decía el corazón.

Que el cansancio es de pobres —me amenazaba mi monedero.

Que el monedero pesa —me advertía la gravedad.

Que lo grave puede matar —me espetó mi médico. 


Desobedecí a todos en el nombre del padre

y la ciencia recogió mi cadáver

para mostrarlo en sus clases de medicina. 


No me importó.

Tarde o temprano

las universidades quebrarán

y las gaviotas terminarán en un corral.


Es cosa de las putas monedas. 





viernes, 1 de julio de 2022


 

Sueño con una arma descargada.

Me despierto en mitad de la noche

con una canción en mi cabeza

y el aliento de una mujer a la que amo

disparando a mi espalda. 

Entonces escucho su voz.

Me advierte de algo.

«Te vas a joder» me dice

«también los perros persiguen su rabo».

Me tomo un zumo prefabricado de manzana

y vuelvo a acostarme. 

No soy el tuerto en el país de los ciegos.

Me parezco al bizco y sus horizontes.

Suena el despertador y ella me abraza.

«Hazte el sordo» me pide

«Yo te quiero»




miércoles, 29 de junio de 2022

esa pasión...


 

Abriste la boca sin decir nada.

Me di por invitado.

La fiesta duró lo que tu silencio

tardó en fabricar un microscopio.

La sala se llenó hasta rebosar.

Cada cual traía, a parte de su pareja,

varios amantes muertos,

otros recién nacidos

y algunos olvidados. 

Te pregunté por mi estado.


Embarazado, estás embarazado

—fue tu respuesta.

¿De qué? —me pregunté 

mientras te alejabas.


¿De qué va a ser?

—me respondió el camarero sirviéndome

otro vodka con tónica —,

de otra jodida resaca.




miércoles, 22 de junio de 2022

Let it be


 


Decidí esperar hasta que lo comprendiera.

No me importaba morir tanto como Hacienda.

Estaba convencido de que sabría rendir cuentas

más allá de la burocracia y sus collares.

Ella me lo explicó en la playa nudista:

«Tu desnudez no se parece a mi espejo,

tu orgullo es el veneno de mi salud

y mi salud… lo que dices que más te preocupa».

Me corrió la prisa al escuchar aquello.

Me tomé más de cuatro cervezas

para emborrachar a mis demonios

y a la quinta me explotó una canción en la cabeza.

Comprendí que la vida ni iba ni venía.

No hablo de círculos budistas y sus cosas.

Eso sería fácil de explicar.

Cualquier religión que prometa redención

se guía por zanahorias y burros.

A mí me preocupaba ella.

La que no dependía de mis decisiones.

La que tras ponerle las pilas

me miraba a los ojos y se estrellaba contra la pared.

Estaba acorralado como en la canción 

que había dejado metralla en mi cerebro. 

¿Cual?

Pues esa de los Beatles que lo explica todo.


domingo, 19 de junio de 2022

esos incómodos silencios



Anoche lo di todo 

y cuando regresé a buscarlo

el camión de la basura 

se lo había llevado.

Que no te habías dado cuenta

—me dijiste bostezando.

Que tampoco sabías 

que significara tanto para mí.

Que no hay que darle vueltas.

Que lo vivido vivido.

Que para algo se inventaron las cisternas.


Sé que no tienes razón

pero necesito disculparme.


No se debe regalar preguntas

a quien pretende guardar secretos.