Sueño con una arma descargada.
Me despierto en mitad de la noche
con una canción en mi cabeza
y el aliento de una mujer a la que amo
disparando a mi espalda.
Entonces escucho su voz.
Me advierte de algo.
«Te vas a joder» me dice
«también los perros persiguen su rabo».
Me tomo un zumo prefabricado de manzana
y vuelvo a acostarme.
No soy el tuerto en el país de los ciegos.
Me parezco al bizco y sus horizontes.
Suena el despertador y ella me abraza.
«Hazte el sordo» me pide
«Yo te quiero»
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