Que la muerte me pille bebiendo.
Que no me cuente ninguna verdad.
Que mi historia sea un video juego de micro pagos
y yo un ludópata poco convencido.
Que lo que me asustó de ella siendo niño
lo haya aprendido con la muerte de mis mayores.
Que sea un "ni me va ni me viene"
para que cuando esté parezca un "ir a su pesar".
Que la muerte me quiera aún con mis defectos
y me prefiera entre todos los muertos.
A fin de cuentos ni cenizas ni gusanos.
Cuentas de las matemáticas,
contabilidades de eso que bautizamos como tiempo.
Que la muerte me susurre que estoy muerto.
Que me lleve en el último segundo
cerca de lo que no entendí o di por cierto.
Que resuelva y que no enrede,
porque ni tengo ganas ni me atrevería
a reconocer que ni lo que vi ni lo que me contaron
era la verdad.
Que la muerte me esquive y tropiece con mis enemigos.
Lo tengo claro, sé que desear eso está feo.
Aún así no puedo dejar de esperar para los hijos de puta
el mismo origen que castró mi vida en la otra vida.
9, 6, 13 o 7...
Los únicos números que tocan en la suerte
son los de María Sarmiento.
El resto de poesía ni es ni se acerca a la prosa.
Bécquer y Bukowski lo intentaron.
Pero si alguna vez llegaron a follar con amor
tuvo que ser por despiste.
O se ama o se folla...
Hacer las dos cosas a la vez significa
que tu ficha acordó con el dado el número exacto
para alcanzar la casilla 63.
Pero eso no es buena ni mala suerte.
Los hay que se conforman y los que necesitan más.
Si eres de los que pretende seguir con la partida...
... revisa a tus antiguos y haz nuevos amigos.