martes, 26 de noviembre de 2013

Resolviendo...


Buscas soluciones donde tus miedos te permiten mirar.
La esperanza va y viene como la peor y más frívola de las amantes.
Los días no significan nada por sí solos
y pretendes explicar tu existencia
confiando en religiones, gimnasios y dietas.

Luego vienes a mí y me preguntas
¿Cómo lo haces?
¿Por qué a ti no parece salpicarte nada de lo que te rodea?

Te miro con ternura y le doy gracias a lo que sea, en silencio,
por haberte hecho tan bella y tan cercana a mí.

Te impacientas ante mi ausencia de palabras
y me acusas de irresponsable, inconsciente y cobarde.
¡Cobarde! me llamas por no enfrentarme a la vida
como te enseñaron en la escuela que hay que hacerlo.

Dudo de si enfadarme contigo por atacarme
o conmigo por no haberte podido enseñar 
lo que a mí me sirve.

Te miro con ternura y le doy gracias a lo que sea, en silencio,
por haberte hecho tan bella y tan cercana a mí.

Te alejas indignada e incomprendida
y solo se me ocurre esperar a que un día,
entiendas que un problema tiene mil soluciones
y que cada solución abrirá mil problemas nuevos.

Esperar otra cosa es ser idiota perdido.



lunes, 25 de noviembre de 2013

demasiado joven… mi madre.


¿Puedes acercarte esta noche al baile?
he quedado con una chica allí.
Dice que es mi madre y me tiene desconcertado.

Es quince años menor que yo y…
siempre he pensado…
que mi madre me llevaría algunos años.

Lo que me hace dudar de sí es o no
es su sabiduría.
¿se puede ser sabio e inexperto?
Mozart sabía tocar el piano siendo apenas un niño.
No sabía mucho de motores,
pero tampoco se fabricaban volkswagen por aquel entonces.

Te pido que no sientas celos de la muchacha.
De ser mi madre, lo que sentiría por ella
sería distinto de lo que me humedece cuando te miro a los ojos.

Más que nada, lo que me atrae de ir a conocerla
es que creo que puede tener respuestas para
entenderte mejor a ti.

Y no te ralles con esas teorías de que todo hombre
está enamorado de su madre…
Freud y su séquito están sobrevalorados…

como la mayoría de los cantantes.
como la mayoría de los pintores.
como la mayoría de los escritores…

Lo único que valoramos en su justa medida
es la televisión.

Pero ¿cómo no hacerlo?
si es el más absoluto reflejo de nuestra inteligencia.