sábado, 29 de diciembre de 2018

no se equivocó su primera maestra.




Sus sotas eran de clausura
y los ases nunca coincidían con el palo.
De cada moneda al aire:
cien caras apostadas cruces
y un judas por cada última cena.

Aún así los lobos no le mordían
y las putas le perdonaban
cuando no se le levantaba la voz
 declamando los versos
de Chinaski.

Vivía en un barrio
de asesinos y camellos
donde verdugos vestidos de luto
compraban flores de plástico
para sus acuarios.

No se equivocó mucho su primera maestra:

«Allá donde vayas el oleaje
te arrastrará a otro transportín»

No tardó en probar suerte con la ruleta rusa.
Su ángel limpió el arma.
Su demonio se aseguró
de que las balas no fueran de fogueo.
Su novia de la escuela le advirtió:

«Eres lo contrario de lo que buscas,
buscas lo opuesto a lo que necesitas
y por encima de todo
siempre ganarán tus dudas»

En resumen:

Por más que apretara el gatillo
ninguna bala iba a ser para él.


miércoles, 19 de diciembre de 2018

el cuento de otro Job.





Labraba la tierra de sus amos
a lomos de dos asnos regalados
por las monjas de un asilo.
El comisario no le quitaba ojo.
Sus vecinos decían preocupados que aullaba
a las lunas "menstruaneras",
y que sus hijas no se le resistían.

Se llamaba Job
y ningún dios tenía intención
de ponerlo a prueba.

Un día desapareció sin más.
Nadie en el pueblo respiró aliviado.
Temían lo peor.
«Lobo oculto: carnicería inesperada»
—decían los que habían visto
fotografías de lobos en los libros
de la escuela.
«Lobo que no se ve: alma que ha poseído
para caminar camuflado entre nosotros»
—gritaban los que habían
escuchado a los que habían
visto las fotografías.

Se llamaba Job
y ningún dios tenía intención
de ponerlo a prueba.

No tardaron en aparecer
 las primeras víctimas.
Desfilaban desnudas y sonrientes.
Con un bebé entre sus brazos.
Enfiladas hacia el final de sus vías.
Destilando armonía y felicidad.
Ebrias de abrazos, besos y esperma
con denominación de origen.
Sentenciando por todo ello a Job
ante los ojos de los hombres feos y estériles.

Se llamaba Job
y ningún dios tenía intención
de ponerlo a prueba.

Su cacería comenzó al día siguiente.
A cambio de su cabeza:
el culo virgen del hijo del alcalde.
Así lo había ofrecido
el grado espiritual más alto de la comarca.
«Sin duda es el miembro más bello
de la comunidad»
—afirmaron todos, al escuchar la recompensa,
excepto los dos ciegos homosexuales.
Y se quemaron tres bosques,
dos graneros abandonados,
y a una bruja que hablaba con él
cuando coincidían en la fuente de la plaza.
El humo lo haría salir o lo dejaría muerto
hasta el día del juicio final.
Era un buen plan.

Se llamaba Job
y ningún dios tenía intención
de ponerlo a prueba.

No ocurrió ni lo uno ni lo otro.
Ni entregado ni muerto se supo de Job.
Nadie lo volvió a ver.
Los sabios de la aldea
se vieron obligados a inventar la televisión
para que su mito se esfumara.
La última dama que preguntó
a las estrellas por su paradero
murió al día siguiente en la cuna de Judas.

***

Job mientras tanto, lejos,
yacía junto a la más virgen de las madres amazonas.
La mujer llevaba tiempo dándole cobijo en su hacienda
 a cambio de follar al menos
 una vez a la semana por sorpresa...
... y nunca los sábados.

Se llamaba Job.
Y a partir de ahí  los dioses
comenzaron a prestarle atención.



jueves, 13 de diciembre de 2018

poca fe para tanto sexo por internet





Mi camello se fugó vestido de novia
con el dinero de su esposa.
La droga, por lo visto,
no da para mucho hoy en día.
Lo supe unas horas después
de que la llamara para 
pedirle perdón.
Yo había ido a comprar azúcar en polvo
y ella, desolada, me lo contó.
Luego me usó de pañuelo
para limpiar el semen
que me obligó a derramar sobre su pecho.


(salmo responsorial)
Algunos dioses se enfadaron por ello.
Otros simplemente
se apagaron ante la falta de rezos.
Demasiados fieles en la foto
y poca fe para tanto sexo por internet.


La última vez que me pasé por mi trabajo
mi jefe ya no era el mismo.
Ajustes en la producción me dijeron.
Lo llamé por teléfono y lo cogió su mujer.
Estaba llorando.
El muy imbécil 
se había ido a trabajar a otra ciudad
para que no faltara dinero en su casa
en lugar de sumarse a la revolución.
Acudí a consolarla y me pidió que la follara 
por cada una de las veces
que mi jefe me había tocado los cojones.


(salmo responsorial)
Algunos dioses se enfadaron por ello.
Otros simplemente
se apagaron ante la falta de rezos.
Demasiados fieles en la foto
y poca fe para tanto sexo por internet.


Nunca he pretendido ser un buen amante.
La cama me da sueño 
y apenas se fabrican ya buenas sábanas.
Prima la firma sobre la calidad
 porque la calidad es algo en desuso
desde que aparecieron los proxenetas. 
Así se lo expliqué a la "costillita"
del portero de la finca
que, cerrando los ojos, me aconsejó:
«Entre una buena yegua
y una prometedora jubilación
elige siempre la mejor mamada»


(salmo responsorial)
Algunos dioses se enfadaron por ello.
Otros simplemente
se apagaron ante la falta de rezos.
Demasiados fieles en la foto
y poca fe para tanto sexo por internet.






miércoles, 12 de diciembre de 2018

autos de choque





Por la noche buscaba carreteras y cerveza.

Mala combinación si tienes un destino.

Buena si sabes diferenciar
los faros de los coches de "La Luz"
y en la radio ponen buena música.

Le advertían de los riesgos:
las vidas ajenas, las multas y las lesiones.
Por ese orden.
No le hablaban de la muerte
porque sabían que no la temía.

Temía a las mujeres, a los niños
y a la policía local.

Por ese orden.

«Cualquiera de ellos
terminará haciéndote pagar
por tu falta» —dicen que decía.

La última vez que se le vio con vida
fue en los autos de choque
del parque de atracciones abandonado.
Bebía vodka y se sentía acorralado
por el resto de los coches desguazados.

«¡De frente no! ¡De frente no!»
—dicen que decía.

Por lo visto había perdido reflejos.









el último golpe.






El último golpe le recordó 
al sabor de la tierra
que le hizo tragar el matón del colegio.
Pero esta vez no había ningún Luis Carlos
ni nadie que se apellidara Alegre
propinándole una paliza.

Ni siquiera puños o piernas.

Podía abrir los ojos y mirar alrededor
que no vería venir la siguiente patada.

«¡Madre!» imploró.

"Madre" contenía todo lo que necesitaba decir.
Pero "madre" hacía tiempo que se mecía
entre la amnesia y los recuerdos estúpidos.

"Madre" ya no era ni siquiera padre.

Madre era cemento y aceite.
Yerma. 
Madre era saco de grano podrido,
exceso de una próspera cosecha.
Madre se había ido
dejando sobre la cama
su último y más desgastado vestido
y un segundo apellido.

Por eso no dudó en derrumbarse.
Más allá del suelo no había "peor".

En eso consistía.

Esperar hasta que el arbitro
 contara sus diez y lo diera por KO.
Levantarse antes suponía más golpes.
Quedaban rounds.

¿Cuántos huesos rotos necesita un hombre
para que lo declaren inútil en el ring?

«¡Levanta!»
 se escuchó gritar
 a una mujer entre el público.

Por lo visto era la hija del alcalde
que esa misma tarde se había afiliado
al partido de la oposición.










martes, 4 de diciembre de 2018

me lo advirtieron.




Me lo advirtieron.

La vía atraviesa el verano
y su tren estaciona en tierras expoliadas.
El dios de los mendigos
visita alcohólicos anónimos los sábados
y mientras tanto sus fieles
se agolpan alrededor de la fuente
a la espera de que se separen las aguas
 y abra el bar de la esquina.

No hay trago sin promesa
ni promesa sin burla del pasado.
Las mujeres van y vienen del mercado
en busca de una religión que las acepte
como ángeles o consejeras.
Mientras tanto la novela rosa
vuelve a ocupar
los escaparates de las librerías.

Algo es algo.

Es un error dotar de sexo a las especies.
Simplificaría las cosas hablar de A y B.
Siendo A quien no soporta a B
 (salvo en el momento del orgasmo)
y suponiendo que sea B
 un ser vivo capaz de escribir su propio nombre.

Todo es ingeniería y poesía.
Armas y palabras.
«El amor es la herramienta del poeta»
—dijo el Poeta tras abandonar a su familia.

Me lo advirtieron.

Si sigues colándote entre bastidores
no disfrutarás de la obra.
Pero fui niño de tempranas hambres
y no pude evitar interesarme
por los muslos de las cupletistas.

A partir de ahí
saber e ignorancia por partes iguales.
"Ires" y "veniretes"
desde ningún lugar hacia ninguna parte.
Sonrisas ante la adversidad,
lágrimas cuando llega lo bueno.
Navidades en la pobreza
y cuaresmas llenas de felicidad.

Me lo advirtieron.

Como te atrevas a salirte del tablero
maldito hijo de puta...

...serás feliz.







domingo, 2 de diciembre de 2018

una buena trompa






La luna hiere al búho.
Los hombres se entierran en minas
a cambio de enfermedad
y dinero para sus crías.
Todo parece ir según lo previsto.

La humanidad está en peligro.
El Gran lobo ha dejado de aullar.
En las aceras no se baila si llueve
y hay más policía de paisano
que uniformada.

No preguntes a tu dama
por qué reza por sus hijos
mientras peca en los brazos 
de otro tío.
La respuesta te espantaría
y te haría correr hacia las camas
del gimnasio de tu barrio.

No amanece porque sí.
Las nuevas tendencias dicen que amanece
porque el universo te quiere ganador.
Ni mediocre, ni gilipollas.
Seas lo que seas eres la razón
por la que los demás han de soportarte.

Ningún dios es ya el Alfa y la Omega
Eso ahora es cosa de concesionarios.
Lo importante es que mientras conduces
escribas la historia de tu propia divinidad
y que crucifiques a tu hijo
en la madera de las video consolas
cuando te lo ponga difícil.

Es tan simple como todo lo demás.
Tan "encrucijado" como una madeja de alambres
para un ferretero con clientes a la cola.

Mientras, el amor sigue fabricándose
en los calendarios de los grandes almacenes
y los enamorados se besan
pendientes de la mercancía 
del resto de vagones.

Nada vale tanto como te dijeron
y lo que te queda por pagar es el "carpe diem"
de los bancos que te lo vendieron.
La manada ya no obedece al instinto.
La evolución está a la deriva y
en manos de "la inteligencia emocional".

Todo esto el Gran lobo lo sabe:
Así es la naturaleza.
Mata para crear.
Crea para mejorar.
Mejora para matar.

Así que el Gran lobo se retira a morir.
convencido de que los elefantes
 escogieron bien
el lugar donde enterrarse.

A fin de cuentas...
todos llevaban una buena trompa.