domingo, 2 de diciembre de 2018

una buena trompa






La luna hiere al búho.
Los hombres se entierran en minas
a cambio de enfermedad
y dinero para sus crías.
Todo parece ir según lo previsto.

La humanidad está en peligro.
El Gran lobo ha dejado de aullar.
En las aceras no se baila si llueve
y hay más policía de paisano
que uniformada.

No preguntes a tu dama
por qué reza por sus hijos
mientras peca en los brazos 
de otro tío.
La respuesta te espantaría
y te haría correr hacia las camas
del gimnasio de tu barrio.

No amanece porque sí.
Las nuevas tendencias dicen que amanece
porque el universo te quiere ganador.
Ni mediocre, ni gilipollas.
Seas lo que seas eres la razón
por la que los demás han de soportarte.

Ningún dios es ya el Alfa y la Omega
Eso ahora es cosa de concesionarios.
Lo importante es que mientras conduces
escribas la historia de tu propia divinidad
y que crucifiques a tu hijo
en la madera de las video consolas
cuando te lo ponga difícil.

Es tan simple como todo lo demás.
Tan "encrucijado" como una madeja de alambres
para un ferretero con clientes a la cola.

Mientras, el amor sigue fabricándose
en los calendarios de los grandes almacenes
y los enamorados se besan
pendientes de la mercancía 
del resto de vagones.

Nada vale tanto como te dijeron
y lo que te queda por pagar es el "carpe diem"
de los bancos que te lo vendieron.
La manada ya no obedece al instinto.
La evolución está a la deriva y
en manos de "la inteligencia emocional".

Todo esto el Gran lobo lo sabe:
Así es la naturaleza.
Mata para crear.
Crea para mejorar.
Mejora para matar.

Así que el Gran lobo se retira a morir.
convencido de que los elefantes
 escogieron bien
el lugar donde enterrarse.

A fin de cuentas...
todos llevaban una buena trompa.









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