sábado, 29 de diciembre de 2018

no se equivocó su primera maestra.




Sus sotas eran de clausura
y los ases nunca coincidían con el palo.
De cada moneda al aire:
cien caras apostadas cruces
y un judas por cada última cena.

Aún así los lobos no le mordían
y las putas le perdonaban
cuando no se le levantaba la voz
 declamando los versos
de Chinaski.

Vivía en un barrio
de asesinos y camellos
donde verdugos vestidos de luto
compraban flores de plástico
para sus acuarios.

No se equivocó mucho su primera maestra:

«Allá donde vayas el oleaje
te arrastrará a otro transportín»

No tardó en probar suerte con la ruleta rusa.
Su ángel limpió el arma.
Su demonio se aseguró
de que las balas no fueran de fogueo.
Su novia de la escuela le advirtió:

«Eres lo contrario de lo que buscas,
buscas lo opuesto a lo que necesitas
y por encima de todo
siempre ganarán tus dudas»

En resumen:

Por más que apretara el gatillo
ninguna bala iba a ser para él.


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