miércoles, 22 de junio de 2022

Let it be


 


Decidí esperar hasta que lo comprendiera.

No me importaba morir tanto como Hacienda.

Estaba convencido de que sabría rendir cuentas

más allá de la burocracia y sus collares.

Ella me lo explicó en la playa nudista:

«Tu desnudez no se parece a mi espejo,

tu orgullo es el veneno de mi salud

y mi salud… lo que dices que más te preocupa».

Me corrió la prisa al escuchar aquello.

Me tomé más de cuatro cervezas

para emborrachar a mis demonios

y a la quinta me explotó una canción en la cabeza.

Comprendí que la vida ni iba ni venía.

No hablo de círculos budistas y sus cosas.

Eso sería fácil de explicar.

Cualquier religión que prometa redención

se guía por zanahorias y burros.

A mí me preocupaba ella.

La que no dependía de mis decisiones.

La que tras ponerle las pilas

me miraba a los ojos y se estrellaba contra la pared.

Estaba acorralado como en la canción 

que había dejado metralla en mi cerebro. 

¿Cual?

Pues esa de los Beatles que lo explica todo.


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