Añoro los caramelos,
los quioscos a la sombra
y los domingos de misa.
Lo que pasaba entonces
y lo que nunca iba a pasar.
Añoro a mis padres.
Lo que quisieron darme
y se me escapó.
Lo que era para mí
y se merecían otros niños.
Añoro los tangos,
las otras buenas músicas,
algunas faldas
y el rastro de tus pies
en mi alfombra.
Añoro la huella de tus nalgas
en mi almohada.
Las pizza que comimos en la cama
y el sol que ese día
secó tus bragas tendidas.
De vez en cuando
me atrevo a rezar y llueve.
No te lo tomes a mal.
Soy un tipo difícil.
Ninguno de mis maestros
aprobó antes del verano.
Tu vales mucho
y de vez en cuando,
yo me acuerdo.
javiercasino.com
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