domingo, 12 de julio de 2020

De entre todas las espigas.






Todos somos putas, lobos y ardillas alguna vez.
Los árboles siguen esperando nuestro regreso
y la llegada a la luna
fue tan útil como una conversación
entre un político y un ciudadano.

No hay que ponerse en lo peor.
Es lo peor el que se pone.
Lo peor estuvo y volverá.
Lo del porvenir no deja de ser la zanahoria
que nos empuja a dar otro paso
para que Netflix ruede una próxima temporada.

Nadie entiende nada y todos creemos que se podría hacer mejor.

¿Quién soy yo para sentirme único?
Sin duda reconocerme como el hijo de mi madre
contribuye a creérmelo.

Después llega la cola para subir al autobús,
el mostrador vacío del carnicero a la hora de comprar conejo
y las reglas para tomar el sol en una playa desierta.

La muerte no se fabrica sin armerías.
Los virus carecen de empatía.
Las conspiraciones sirven para escribir novelas
y las novelas dan dinero.

¿Lo entiendes ahora?

Solo si has sufrido la muerte de alguien querido estarás conmigo.

Sea como sea la guadaña que nos siega
ten seguro que la maneja una de las espigas
 que comparten el mismo campo
 en el que te han sembrado.

Somos los responsables de todo esto.

¿Acaso a ti no te sobra nadie?








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