Me gusta conducir con mi chica al lado.
Que apoye sus pies descalzos en el salpicadero
y recline su asiento ofreciéndome el cuello
mientras echa una cabezada.
Sé que está prohibido por la ley.
Uno debe ir sentado como tiene que ir sentado.
Es por seguridad.
La mía y la de todos.
Sin embargo yo me reconozco exento
de cumplir esa norma.
Fue el mismo Dios quien me dispensó la bula.
Y si el Creador me ha bendecido
con una imagen así de mi chica...
¿Van a saber más los hombres
acerca de lo que me conviene?
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