domingo, 24 de diciembre de 2017

de menú: hombres cocidos.



Tiene una tienda de marionetas.
Las colecciona desde pequeña.

También colecciona hombres.

Los cultiva en su pequeño huerto
y los sirve hervidos en las cenas.

Cuando nos invita a su casa
algún melindres se queja 
de que están poco hechos
y su carne resulta dura.

Ella no se enfada.

Reconoce que no es buena cocinera,
y matiza que no se trata de la comida,
que lo importante del momento
es la compañía.

Entonces yo acostumbro a mirar mi plato.
Con sus ojos cerrados y
rojo como un cangrejo cocido
la cabeza de un tipo que seguramente
se creyó atractivo.

Nunca he tenido claro si por compañía
se refiere al menú o a los comensales.

Lo único que tengo claro
es que jamás me dejaré seducir 
por ella.

No creo que esté muy bien de la cabeza
una mujer que llama huerto a su cama.


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