jueves, 7 de diciembre de 2017

gemidos...





Había un flexo detrás de ella.
Supuse que lo sabía.
Ella me hablaba y hablaba
sin caer en la cuenta 
de que su blusa era blanca
y de tela fina.
Podía ver perfectamente
la silueta de su cuerpo a contraluz.
Estaba oscura, 
y como todo lo oscuro
me fascinaba. 
No es que no me importara lo que decía.
La ecuación era sencilla.
Me interesaba más conocer
si su cuerpo se desbloquearía 
como mi móvil al roce de mi
huella digital.
Pero no iba a intentarlo.
Se daría cuenta de que no le estaba prestando atención
y me consideraría un tipo 
poco profundo.
Me puse a imaginarla desnuda.
Abrazada a mi cadera
y diciéndome que me amaba.

Y sin darme cuenta gemí.

«¿Te encuentras mal?» se preocupó.



Y lo tuve claro:

Tenía razón mi ex-pareja cuando decía
que follar conmigo era peor
que estar en la sala de urgencias.





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