A veces, conduciendo,
la calefacción de mi viejo volkswagen
no es suficiente para quitarme el frío.
***
La carretera siempre me captura
y me recuerda que conducir sin respetar las normas
equivale a una multa.
Hubo un guardia Civil que me aconsejó
no correr tanto:
«Las curvas, aún respetando la velocidad,
pueden marear a los pasajeros.
No se inventaron los límites
para que tú estés bien
sino para sujetarte en caso de accidente»
—me dijo condescendiente.
Recordé mis clases de literatura en el instituto:
El mar significaba la muerte
—me habían hecho creer.
Luego repetí varios cursos
por no saber responder
cual era el elemento periódico de la vida.
Los escalofríos son muertos
que pasan a nuestro lado
—dijeron en la película.
Encendieron las luces del cine
y una pareja había concebido una vida
debajo del chorro del aire acondicionado.
No todo han sido milagros y regocijo.
La basura esparcida por las butacas
me hizo pensar en “mi periquito”.
Un pájaro azul que me regaló el vecino de arriba
cuando yo todavía me creía capaz de cuidar de alguien
y mis padres me cortaban los filetes para que no me atragantara.
***
A veces, conduciendo,
Aflojo el pie del acelerador
y pongo la radio del viejo volkswagen.
Nunca deja de sonar el “Mamma Maria” de Ricchi E Poveri.
¿Cómo no voy a bajar la ventanilla?
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