martes, 9 de febrero de 2021

¿el huevo o la gallina?





La gallina me lo explicó.

Antes que el huevo estuvo la pregunta 

y antes de una pregunta

solo podía existir un necio hambriento. 


Zorros y lobos abdicaron 

mientras el humano inventaba la tortilla

y la tierra se revolvía 

tratando de averiguar la dirección correcta. 


Mi primer beso necesitó de otro

y unos pocos después 

todos se amotinaron exigiéndome follar por doquier. 


Por eso el sacerdote me acusó de pervertido,

el arte de humano

y Darwin de sensato.


Aprendí que al final de mi vida me espera el suelo.

Lo hice cuando sangré por las rodillas

saltando para chutar aquel balón.


Recibí los sacramentos y lo agradezco.

Uno no puede estar seguro 

de si los que estuvieron antes que yo

entendían que la cosa no tiene que ver con los goles. 


Cosa de antiguos, cosas de padres y abuelos… 

Lo pasado, pasado… lo presente jode o no jode.

Depende de la nómina y los escrúpulos 

(¿o es al reves? no me acuerdo…).


Regresé a la gallina.

Abrí el horno y le pregunté por el futuro:


«Dura más de lo que soportamos» —me contestó.


Probé el caldo del asado y me relamí con su sabor.

Para mí que la gallina había resuelto

el origen del universo.


Esas palabras nunca las hubiera cacareado un huevo.


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