Querido
Ernesto,
Ahora que por fin has recuperado la
autoestima tengo que confesarte algo. Y elijo el modelo epistolar de toda la
vida para hacer más humanas, si cabe, estas palabras. No me es fácil decirte
esto y menos cuando sé lo mal que lo has pasado para salir de tu depresión...
No,
por favor... no dejes de leer. No apartes tu mirada de estas páginas y después
haz lo que quieras... lo entenderé... Pero acaba de una tirada la lectura.
Sí, sé que estabas pasando una crisis
cuando nos conocimos... No te preocupes... comprendo que si nunca me lo
contaste fue porque no querías poner en riesgo nuestra relación... Y sé también que nuestro amor ha sido
tu salvavidas... eso te lo he notado en tus ojos y... y... en otras partes de
tu cuerpo vaya...
Por eso siento que no puedo ocultarte
por más tiempo la verdad.
Mi
verdadero nombre es Lucía y no soy economista. Elegí el nombre de Afrodita por
los dibujos de Mazinger Z... que quieres que te diga... me marcaron mucho en la
infancia... a veces pienso que mi operación de pechos también obedece a la
admiración que sentía por ese robot... aunque según mi psicóloga más bien tiene
que ver con que soy una superficial que valora la forma más que el concepto...
pero no te preocupes... ya he cambiado de psicóloga... ahora tengo a Mario, un especialista que dice que es lo mejor que he podido hacer...
Pero perdona... me he distraído...
Cuando nos conocimos en aquel hotel yo no estaba asistiendo a ninguna
convención sobre la influencia de la dieta mediterránea en la economía Senegalí...
yo estaba allí por ti... ya te conocía... me habían hablado de ti. Me habían
hablado de lo mal que estabas desde que tu mujer te abandonó por el mimo de tu
barrio. De lo mal que te sentías cuando al llegar a tu casa vacía recordabas a
aquel miserable de cara pintada haciéndose pasar por el hombre invisible en tu propia
cama... mientras tu esposa decía dormir una siesta a las 12 de la mañana
completamente desnuda. Sí... eso tiene que doler... no sé lo que es peor... ser
un cornudo o que te tomen por gilipollas...
Pues bien... todo eso yo ya lo sabía
cuando te dije que podíamos cenar juntos para hacernos compañía aquella noche.
Y la verdad... entendí que en tu vida te sucedieran esas cosas en cuanto me echaste el primer
polvo... ¡joder! de verdad que eres buena persona pero ¡como se puede follar
así de mal!
¿En serio nadie te ha explicado nunca
que las mujeres también usamos la boca para respirar? Cuando terminaste lo que tú llamaste beso me faltaba tanto oxígeno en la sangre que me extraña que
no te recordara al mimo que se lo hacía con tu mujer...
Pero perdona... me estoy desviando
del tema y no es bueno que hablemos de esto ahora que estás recuperando tu
autoestima...
Fue tu madre la que me habló de ti.
Nunca he conocido a una que se preocupara tanto por su hijo... sí, sé que tú
también la adoras... bueno... perdona... se me olvidaba decirte... joder que
fallo... perdona... han llamado esta mañana del Hospital... tu madre está
muerta. Se ha resbalado en la bañera y ¡crack! Se ha roto el cuello. Al final tu
testarudez de no ponerle una ducha en lugar de la bañera le ha costado la
vida... pero ¡¡NO, POR FAVOR, NO TE CULPES... NO ES CULPA TUYA. SI LE HUBIERAS
ANIMADO A QUE SE OPERARA LA PIERNA SEGURO QUE NO HUBIERA TROPEZADO!!... Pero
¿quien iba a imaginarse que esto podía pasarle con tan solo 80 años y ese
corazón de hierro? Porque de no ser por esto ¡¡¡tu madre nos hubiera
sobrevivido a todos!!
Bueno... está claro que estarás muy
sensible... así que seré breve... no puedo imaginarte llorando... No lo
resisto... Pienso en las pocas agallas que le echas a la vida y me recuerdas a
un tío mío que terminó suicidándose...
La cuestión es que todo el dinero que
no te gastaste por tu madre, ella se lo gastó en ti a razón de 1000 € por
día... que es lo que viene a costar alquilarme 24 horas con derecho a
"mal" sexo.
Sí... ahora ya sabes de que trabajo
en realidad... Mujer de compañía o como gusta a los puteros... prostituta de
lujo...
Desde luego mira que te quería tu
madre. Gastarse su pensión de poca monta para que te sacara del pozo en el que
te metió la santa de tu mujer...
Ay... ojalá me quisieran a mí así...
y bueno... ahora, como comprenderás... ya que la vieja no puede pagarme... yo
aquí no puedo seguir...
Además...
yo creo que algo mejor sí que estás ya de lo tuyo ¿no?
Besos
y no me busques por favor, he comprobado tus cuentas bancarias y no vas bien servido. Y lo
del amor… hazme caso; en los tiempos que corren vale más invertir en buenos
amigos… (te digo esto porque los tuyos no lo son… que sepas que me entraron a
saco todos en la fiesta que hiciste para celebrar tu cuarenta cumpleaños).
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