lunes, 29 de octubre de 2018

la banca nunca pierde.



El encapuchado me entregó el arma.

«Tienes que jugar.
Rusa o americana el cargador
conserva la bala que decidirá
si hay o no hay próximo paso»

«No me gusta la violencia»
—respondí negándome a cogerla.

«No haber nacido» —me espetó
colocándomela de nuevo en la mano.

Hubiera preferido estar solo.
No quería que nadie se sintiera responsable
de mi suerte.
Todos terminamos haciéndolo.
Todos creemos representar un papel
en la vida de los otros
cuando la realidad es que la vida de los otros
es la que condiciona la nuestra.

No lo dudé.
Como la mejor retirada de esparadrapo
apreté el gatillo de golpe
para evitar el miedo que
precede al dolor real.

Nada.

Devolví el revólver al crupier.

«He ganado. Dame las fichas.
Quiero retirarme»

Y el muy hijo de puta empezó a reírse.

«¿Cómo puedes ganar si la banca nunca pierde?»

Y continuó riéndose tanto que no pude evitar reírme con él
e invitarle a un trago.


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