Esta mañana un tipo disfrazado de payaso me ha ofrecido un globo.
He mirado a mi alrededor. No iba con ningún niño. ¿Por qué me daba el globo?
«Es para el niño que llevas dentro» me ha dicho.
He comprendido su confusión. Mi madre me lo ha repetido cientos de veces.
«Péinate. Cualquiera diría que sigues teniendo seis años»
He rechazado el regalo.
«El niño que llevo dentro no acepta obsequios de desconocidos.
Los tiempos que corren no dan muchas garantías de que
por aceptar tu globo no vayas a creer
que te estoy dando derecho
a obtener algo a cambio»
Me gustaría decir que he podido averiguar lo que pensaba el tipo disfrazado de payaso
tras mi respuesta pero la máscara me lo impedía.
Supongo que él si ha notado por mi expresión
que yo esperaba una reacción suya. Y me la ha dado:
«Tío... ¿eres gilipollas? Te estoy dando un globo para alegrarte el día... no hacía falta
que mezcles mi generoso gesto con la mierda que estás pensando».
«Bueno... no te enfades... simplemente tengo mis traumas supongo... no es nada personal»
«Entonces acepta el globo...» me ha dicho «Será tu gesto de paz».
El disfraz no estaba muy logrado. Los pantalones estaban bastante sucios.
Llámame loco pero un hombre disfrazado de payaso con los pantalones sucios
no mola.
«Mira... te agradezco tu interés en alegrarme el día pero estás provocando el efecto
totalmente contrario. Me estás incomodando».
«Ohhh ¿estoy incomodando al señor? lo lamento de veras...» ha comenzado a gritar
sobreactuando para que toda la gente que pasaba lo escuchara.
«Está bien, cabronazo, dame el puto globo» he susurrado apretando los dientes y cogiéndolo
del brazo.
El tío me lo ha dado. Creo que sonreía. Supongo que se daba por ganador.
Cuando he tenido el globo en mi mano lo he reventado con las uñas.
«Dame otro» le he pedido antes de que pudiera decir nada «este estaba defectuoso»
«No tío... eres mala persona... ¡yo solo quería alegrarte el día!»
«¡De eso nada! ¿Por qué cojones iba a alegrarme el día una mierda de globo?»
«A todo el mundo le alegra que le regalen algo...» decía medio sollozando.
Entonces me he quedado mirándolo y me he sentido triste.
Aquel tipo disfrazado de payaso era mi viva imagen.
Era yo.
Yo cada vez que he hecho un regalo a cualquiera
de las mujeres que han dicho quererme.
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