sigue ardiendo en la caldera
de las entrañas del amor.
Por alguna razón al escuchar
"caldera" me viene a la cabeza
Freddy Krueger.
«Tal vez sea un error asociar
el amor a una llama» —le digo.
«El fuego lo consume todo.
Quizá deberíamos decir
que lo que nos unió está en conserva
o congelado».
«Entonces estaría a punto para usar
pero no usándose» —me contesta
como una funcionaria aburrida.
«¿Quieres decir que el amor
se va gastando con el uso?»
Y su mirada se pierde más allá
de la televisión.
Quien sabe si embelesada
en el recuerdo de algún amante pasado.
Quien sabe si fantaseando con
cortarme la lengua mientras duermo...
Pero que sus ojos están observando
algo que los míos no son capaces de advertir...
de eso, de eso no me queda ninguna duda.
«Tal vez deberíamos echar un polvo y olvidarnos
de tanta reflexión barata... ¿no te parece?»—cuestiono.
Y ella se pone a llorar.
Y yo no entiendo nada. Aún así... aún así no pregunto.
Nunca una pregunta me ha llevado a una respuesta útil.
Al menos no cuando pregunto sobre mí o sobre mi pareja.
La psicóloga que me trata me ha dicho
que pensar esto último es un gran paso.
«¿Para qué?» —me he interesado.
«Para qué crees tú» —me ha contestado.
¡Joder! ¿para esto pago? —he pensado...
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