jueves, 16 de diciembre de 2021

hay más carreteras que decisiones.

 



Recogí al tipo que hacía auto-stop.

Se desterraba a sí mismo por una carta a destiempo

—me contó.

Sus hijos publicaron su esquela

en los periódicos más conservadores

mientras recopilaban

frases de políticos de izquierdas

dos días más tarde.


Él no estaba muerto —me confesó —,

aunque le hubiera gustado

que lo estuvieran muchos otros. 


Me preguntó por mi rumbo.

Yo había cumplido los 20.

«Te llevo a donde quieras.

Es lo bueno de las carreteras…

…que ya están hechas» —le respondí.


Han pasado años desde que visito su tumba.

A pesar de que lo llevé hasta su destino murió.

Eso me hizo sentirme cómplice de la vida

y busqué un juez que me acusara 

de asesinato en grado de vitalidad.


Fui absuelto por la taquígrafa.

(Se tiraba a su "Señoría" y le caí bien)


Aún así, para mí, nadie me absolvió de mi culpa.

Creo que no es buena idea subir a nadie a tu furgoneta.


Hay más carreteras que decisiones. 



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