domingo, 10 de marzo de 2019

en aquel día de lluvia.



Tuve que explicárselo:

***

Lo que tú ves y lo que yo entiendo
se parece a la tienda de campaña
que construí de niño con los cojines
del sofá de mis padres...

...en aquel día de lluvia.

Mi hermano mayor se rió pero jugó conmigo.
Cien vagabundos remendaron sus bolsillos
 con la próspera caridad
y los sofás pasaron a ser trastos incómodos
para los que aman la vida.

Nadie iba ni venia
 en aquel día de lluvia.

Solo mi madre me ayudó a no aburrirme
cuando mis enemigos con cara de niño
supieron atacar mi fuerte de poliéster.
Solo ella estaba capacitada para hacerlo.

Cualquier otro socorro me hubiera sabido
a refresco de abuela desarraigada.
A padre avergonzado de no haberlo previsto.
A lo que quieres pero no vendrá porque es de otros...

... en aquel día de lluvia.

Por eso decidí que no somos.
Por eso opté por no existir.
Por eso se adoran mil religiones
y se prefiere la cocaína a un buen polvo.
Por eso, de entre todas las hembras,
cualquiera podría haber sido "la TÚ"
y sus circunstancias mal llevadas.

Y aunque no creas y yo beba
ni tú quieres morir ni yo que el amanecer traiga...

...un día de lluvia.

Lo reconozco, mi princesa republicana:
He necesitado que me aten a la cama
tanto como confiar en la mirada
de la mujer que me estaba follando.
Estoy convencido de que Dios
tuvo que pasar por lo mismo que el tonto de su clase.
A nadie que no haya sido insultado
se le puede absolver de haber sido cruel.
Algunas reglas no se obedecen.
Se comprenden y se respetan sin más
para que la próxima camada tenga esperanzas.

Aunque esté lloviendo.

Porque en definitiva
ni tú ni yo hemos de saber nada de nada.

Ahora, eso sí...

...contigo lo que parece acabar...

...EMPIEZA.

***

Dime si no vale la pena esperar
 a la próxima primavera
 antes de cambiar otra vez de casa
solo porque el otoño en Valencia
 se haya empecinado en inundarnos
 con tantos días de puta lluvia.

















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