Compartían todo menos el cepillo de dientes.
Por eso decidieron casarse.
Dos días antes de la boda ella se equivocó.
Usó por descuido el suyo. Se lo dijo.
Y terminaron discutiendo sobre
si gananciales o separación de bienes.
***
Él era soldado.
Ella prostituta.
Se conocieron en mitad de una guerra.
Él se convirtió en prófugo
y ella volvió a ser virgen.
***
—Cariño ¿Qué hace ese señor yaciendo contigo en nuestra cama?
—Verás… ya no te amo.
—Pero a él ¿sí?
—Sí. A él lo amo.
—Menos mal. Me sabría muy mal que anduvieras
perdiendo el tiempo.
***
Todo el mundo le decía lo guapa que era.
Pero ella se sentía como la bruja de Blancanieves.
Sabía que tarde o temprano
tendría que envenenar una manzana.
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