viernes, 10 de noviembre de 2023

14 de julio.

 



Planeaba sobre el mar

y deseó bucear bajo las olas.

Prefirió el azúcar

al café con sal

y montó una panadería

al lado de los vómitos

de cientos de borrachos.

Se arruinó y pidió dinero

a varias mujeres.

Colocó su caja de cartón

en esquinas embadurnadas de azufre

y mientras los perros lo respetaban

él aprendió cosas 

sobre el olor del infierno. 

Encontró trabajo en una gran empresa

y de vez en cuando 

le daban limosna los más pobres.

De tanto llamarlo a voces 

se quedó sordo.

A partir de esa tragedia

aprendió a apreciar la música

y dibujó un pentagrama

lleno de silencios de redonda. 


Es huérfano de padres, amigos

y castillos en el aire. 

Lo llaman como se les ocurre

y él acude a donde le apetece.


Lo más extraño de todo

 es que no se parece a ningún espejo

y cada guerra le recuerda a Hiroshima. 


Nació un día de revolución

y para morir sigue mirando al cielo.




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