Ahora vas y te acuerdas
de las voces de los maestros.
No andabas tan errado
cuando sus palabras te sonaban
a soplidos de silbato.
Hay partidos que se ganan
y otros que se aplazan.
Hay goles que atraviesan la red
y recoge-pelotas que miran a la grada.
De vez en cuando un buen verso
mata al artista que odia la guerra.
De vez en cuando la guerra
se atreve a tutear a tu familia.
Ojalá que ninguno de nosotros
sea carne de cañón.
No sé si sabes rezar…
pero quizá sea hora de ir aprendiendo.
Creas o no en un dios
no tienes ni puta idea de lo que pasa.
¿Y si nos hubiéramos fugado de la clase de historia
con la chica o el chico que nos gustaba?
(javiercasino.com)
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