domingo, 3 de abril de 2022

los malos entendidos...


 

La princesa desesperada esperaba

a que el rey acabara su cerveza.

El príncipe valiente

había ido a cobrar su recompensa.

Si alejaba del reino al dragón que

merodeaba cerca de su “jaula

podía quedársela.


Se le ocurrió atar su pelo 

a la pata de la cama y tratar

de deslizarse desde la ventana.

Su madre la había advertido:

«Una mujer que se corta la melena

no puede tener buena suerte».

En efecto: no había cabello

ni para hacer el primer nudo.


Buscó en Google como salir de aquellas.

Era cierto que el príncipe era guapo

pero ella prefería el “satisfyer

y fantasear con que fuera su madrastra

la que le hincara el diente a sus pezones.


Google la censuró.

«Consulte condiciones con el rey de su reino o

¿quizá quiso decir videos de gatos?».

—obtuvo como respuesta a su reclamación.


Faltaba poco.

Por la escalera se escuchaban

los pasos borrachos de padre y prometido

subiendo a su alcoba.

Cerrando los ojos saltó al vacío

rezando a la diosa naturaleza

para que la recogiera en sus brazos.


La enterraron fuera del cementerio.

Como a todos los suicidas.


El único que llevó flores a su tumba fue el dragón.

Se sentía culpable de la tragedia.

Solo pretendía averiguar 

en qué peluquería la peinaban.


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