Difícil mantener el equilibrio
entre lo que..., el que... y... de ti.
Bautizan por la espalda
y luego consuelan con fiestas.
No es que esté mal.
Nada lo está si ocupas un lugar preferente.
Solo se quejan los que llegan tarde, mal,
y quieren caer bien.
A la sirena la enlataron
mientras el marinero se embelesaba
con sus gritos desesperados.
«Nada es como crees» —me advirtió el policía —
«Ni yo te pego porque lo merezcas
ni tú desobedeces por "motu propio"».
De la otra realidad mejor ni hablar.
¿De qué sino íbamos a estar vivos?
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