Antes éramos niños.
Ahora los niños no se nos parecen.
Nos trataron tan bien los "viejos"
que nos erigimos como el centro de todo.
Así acusamos a los recién llegados
de haber cogido el tren antes de tiempo
y a los abuelos de contradecirse.
No hay puta que no domine un condón
ni gilipollas que no hable de más.
Luego estamos los de al lado.
Nos guste o no somos los vecinos
aunque prefiramos la propaganda
en el buzón del otro.
Te rías como te rías
caerás de pie si la suerte te acompaña
y recibirás un puñetazo
del que se siente en desventaja.
Ningún delfín entiende de arpones
ni el hambre sabe de literaturas.
A veces deliro
y otras la cerveza me refresca.
Sea lo que sea que maneja todo esto
cuando escribo llego a una conclusión:
Sea la hora que sea.
Sea tarde o sea temprano...
una multinacional
me exigirá recordar su contraseña
si quiero seguir trabajando.
¡Hay que joderse con la pescadilla!
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