Dibujo: Paloma Sorribes
Mientras dormía se me acercó el Miedo.
«Te prefiero despierto porque
puedo llegar a ser perenne.
Dormido solo seré pesadilla quebrada
apenas te lo ponga difícil».
Abrí los ojos.
Ella seguía a mi lado.
Respiraba profundo.
La habitación en claroscuro
se burlaba de mi duermevela.
Y me acordé de todo lo que duele
lo que duele a los que amas.
Escuché el crujido de los huesos
todavía tempranos de la noche
y como el desasosiego
horadaba mi colchón.
Ella pronunció algo en sueños.
Inventé un dios lleno de flaquezas y le recé.
Un dios al que poder amenazar,
chantajear e intimidar.
Un dios que claudicara
ante las piezas negras de mi ajedrez.
Y volví a acordarme de todo lo que duele
lo que duele a los que amas.
Regresé al sueño confiando en mis plegarias.
No tardó el miedo en volver a visitarme.
«Yo también me he desvelado.
No has jugado bien el caballo.
Tu dios te ha vuelto a ganar».
Con la boca seca y el corazón a cien
me incorporé de un salto en la cama.
Ella, aún adormecida, me cogió de la mano.
«Solo ha sido una pesadilla, cariño,
duérmete pensando en cosas bonitas».
Y volví a acordarme de todo lo que duele
lo que duele a los que amas.
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