Se disolvía solo y sin azúcar.
Sus padres le dejaron
tierras baldías e impuestos.
De vez en cuando
un gusano se escapaba
de sus cenizas y lo visitaba
para recaudar
culpas y memorias a deshora.
Se vistió de rojo para su boda
y los padrinos le escupieron
caracoles parisinos.
Ella lo dejó a partir de ahí.
Se dio cuenta enseguida
de que solo era la herencia
a la que todas renunciaban.
javiercasino.com
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