domingo, 25 de junio de 2023

encuentros tardíos

 

 



Se durmió al borde de mis pesadillas.

Aproveché su silencio para rezar.

Ni ella creía en nada

ni yo entendía todo más allá de Dios. 

Dormíamos juntos casi siempre

y de vez en cuando despertábamos

abrazados.


Una vez de cada nunca ella compraba pan

y otra de esas que no te acuerdas

yo el vino.

Que no me la jugara tanto 

—me aconsejó.

Diez días más tarde me di cuenta

de que la mitad de mi espera

rimaba malsonante.


Nos despedimos en una vía de doble sentido.

Los trenes iban y venían.

A Ella le interesaban los que iban

a mí los que no llegaban.


Aún así creo que la música que nos gustaba

cabía en las teclas de cualquier piano. 

Sus hijos y mis fugas

solo eran excusas 

para no haber jugado juntos de niños.


¡Vete tú a saber que hubiera sido de nosotros

de habernos reconocido antes!




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