Compré dos regalos.
Era su cumpleaños.
Uno no funcionó,
el otro se le olvidó
en la parada del autobús.
No era un buen comienzo
del nuevo año.
Llamé al presidente del gobierno
y me dio largas.
La policía me ayudó
pero el ayuntamiento
ya había retirado la linea 13.
«Que algo pase no deja
de pasar presuntamente.
Según publiquen los diarios
de mañana podremos hacer.
Las leyes “ban” y “bienen”
según “combiene”» —me dijeron.
¿A quién? —pregunté intrigado.
«A los que corrigen la ortografía»
—me aclararon.
Les di las gracias por la “m” antes de la “b”
y me subí a un puente.
Era hora de saltar.
La vida no superaba la cadena del frío
y comer por comer
no estaba bien visto.
Observé mi alrededor
y vi a mi pareja y a su hijo en casa.
Era hora de deberes…
él era el gato que mira a la pared.
Ella una pizarra.
Me dio la risa.
Me acordé de cuando solo esperaba
y de algún momento incómodo en aquellas camas que visité
y que desafiaban.
¿Qué le regalarías a una mujer que lo tiene todo?
(Esta frase es de la película The Game.
¡Ojo! No todo se me va a ocurrir a mí)
Por cierto…
ella me siguió queriendo.
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