Me pesan las piernas
y me trabo al hablar de amaneceres.
Eres mi última conquista.
No por miedo a no alcanzarte
sino porque has resuelto la adivinanza.
Por fin escucho a los ríos hablar de lo importante,
comprendo unos pocos poemas
y entiendo la razón del canto de las sirenas.
Y aunque nada de todo eso me hace especial
me sirve para escoger el mutis por el foro
antes que la GLORIA.
Llegaste en autobús durante una lluvia torrencial
cuando yo te esperaba en un descapotable.
Me arrepiento de no haber coleccionado amor.
Tardé en aprender que solo en las salas de apuestas
se valora a los perdedores.
Me educaron para decir “te quieros”
y aún así escogí los azotes y las burlas.
A pesar de todo no puedo quejarme de mala suerte.
De vez en cuando un hada de alas quebradas
me ha bendecido con una vacuna.
Los que estuvieron antes me dejaron
un crucigrama debajo de la almohada
antes de abandonarme en la cesta de mimbre.
«Tanto nos agradeces… tanto te confundirás,
y si no, echa un vistazo al mundo.
¿Acaso los ríos no han dejado de hablarte?»
No hay comentarios:
Publicar un comentario