sábado, 21 de marzo de 2020

La "ella" que se apodera de ti.






Me gusta que estés tan sola como yo.
Que en tu bosque no haya cazadores
y el lobo no pierda el tiempo con abuelitas.
Lo del color rojo lo dejo para uniformes de trabajo,
sangre, política y ojos de resaca.

Me gusta que tu indiferencia sea interesante 
y que tus abrazos busquen siempre
un más allá del amor 
que te explicaron en la clase de matemáticas.

Me gusta que seas tan ingenua
como para enfadarte por un juguete roto
y tan sabia como para no hacerlo 
por los errores del hombre que te arropa por la noche.
Eso me concede ventaja.
Todavía no he dejado de ser un niño
y han pasado más de quince minutos desde mi primer polvo.

Me gusta que no estuvieras 
cuando más te necesitaba
y que llegaras en el tren que decían
 que no hacia parada en mi estación. 

Que seas túnel y despegue,
fiebre, delirio y descanso.
Que traigas lluvia y sol,
gripe, alergia y verano. 

Me gustas aún con tus dudas de que me gustes.

No serías real sin ellas.

¿Qué Princesa no teme que el dragón la secuestre
mientras su Rey se preocupa de los impuestos?
¿Qué sería de las novelas románticas
sin el gilipollas que va de lobo en medio de corderos?

¿Qué sería de mí sin la "ella" que se apodera de ti?














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