Da esa sensación.
El suelo desaparece bajo tus pies
y lo que antes tenía valor
ahora solo tiene un precio.
«No hay más»
Esa frase se te repite en la cabeza
como la canción pesada del verano.
Como la rutina.
Como los besos que diste cargado de copas
a mujeres que no tenían ninguna intención
de saber que te había llevado
a beber esa noche.
La cerveza parece sin alcohol
y tu agenda de contactos
se lee como la página de necrológicas
de cualquier periódico de derechas.
Estás cayendo.
Cierra los ojos y cuida de que tu cabeza
no sufra demasiados daños
al golpear contra el suelo.
Digan lo que digan,
no puedes hacer mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario