Fotografía Sonia Hidalgo.
¿Cómo explicarte que te necesito
porque no hay más sentido que tú?
Que no tengo miedo de morir.
Que lo que me preocupa es volver a nacer.
Regresar a este prado
de hierba amarilla y madura siempre
preparado para la recolecta.
Sin saber quien es su dueño.
Sin entender por qué desafino
en la partitura.
Agradecido y desconcertado
de que hayas aparecido en mi vida
sin tener yo nada que decir sobre eso.
¿Cómo hacerte entender que tu flaqueza
es mi naufragio?
Que eres mi talón de Aquiles.
Mi muñeca de vudú.
Me rescataste con una promesa
que tu propia identidad te impide comprender.
Ríes y río.
Lloras y lloro.
Vives... y vivo.
¿Qué diferencia hay con un perro?
Sujeto a su amo. Dependiente de él
por su propia condición.
Pruebo de aquí y de allá.
A romper normas y ser coyote.
Me disfrazo de cien personajes,
todos válidos para la función,
y ante cualquier lapsus de memoria
descubro que mi apuntador está más pendiente
de tus piernas que de mi texto.
¡Así no se puede!
¿Qué libertad me espera una vez enamorado de ti?
Puedo tirar de las cadenas y esperar que tropieces
con los eslabones.
Pero aún así...
¿No iría a recogerte y a suplicarte que me perdones?
No hay caso. Lo intente como lo intente...
...no puedo explicarte que te necesito
sin hacerte sentir culpable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario