Acudió al doctor lleno de preocupación y remordimiento.
– Doctor... tiene que curarme... – Dijo consternado.
– ¿Qué le sucede?
– No soy feliz... Soy adicto al sexo, a la bebida, a las drogas y al juego...
El doctor lo miró profundamente. Ese tipo de miradas que nos ofrecen los que ven nuestra salida clara pero comprenden nuestra confusión.
– Bien... lo primero que le trataremos será la adicción al remordimiento. – Concluyó el licenciado.
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