Se conocieron en medio del mar.
Él se hundía y ella comía pescado.
Las sirenas la odiaban por ello
mientras que los marineros se orientaban
a través de sus ojos.
Decidieron casarse en el desierto
e invitar a varios espejismos
para que hicieran sombra.
El calor agrió la tarta
y las cervezas se agotaron pronto.
Doce días más tarde de la media noche
él se ahogó y las sirenas lo devoraron.
A ella la vieron por última vez
entre las redes de un pesquero.
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